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El empresario imprescindible

Manuel R. Villacorta O.
manuelvillacorta@yahoo.com

Hoy no abordaré un tema político, compartiré ideas respecto al tema empresarial. Un país sin empresarios vivirá siempre en la pobreza. Un país con empresarios inescrupulosos está condenado a la desigualdad y la conflictividad social. Un país con empresarios visionarios, comprometidos y solidarios, proyectará mejores oportunidades para todos. ¿Cuál de las tres consideraciones anteriores se aplica más a Guatemala? En este caso, intentaré hacer una breve referencia a las condiciones que enfrentan el pequeño y mediano empresario guatemalteco.

Intentaré definir el perfil de lo que implica ser un empresario imprescindible.

Un país con empresarios inescrupulosos está condenado a la desigualdad y la conflictividad social.

Consideremos el contexto y el entorno en donde opera el pequeño o mediano empresario guatemalteco.

1. El tríptico prodigioso: el empresario imprescindible trabaja para hacer crecer su empresa. Trabaja para garantizar la sobrevivencia de sus empleados. Trabaja para que su producto o servicio sea útil a la sociedad.

2. Los desafíos estructurales: el empresario imprescindible sabe que la economía de Guatemala es muy pequeña. Sabe además que el recurso humano disponible es poco calificado. Experimenta la complejidad operativa a partir de una burocracia que no viabiliza, sino que lo complica todo. Está consciente de lo dificultoso que es operar en medio de una cada vez más creciente ola de violencia que amenaza la vida humana y sus bienes materiales. Sobrevive solo, ante la ausencia de verdaderos programas de asistencia financiera y formación empresarial.

3. El sueño que lo mantiene vivo: cree en Guatemala, aun sabiendo que posee cualidades que se potenciarían mejor en otras regiones, no piensa en abandonar el país. Aspira a dejar a los suyos su empresa como principal legado. Aspira a transformar a cada empleado pobre y de escaso conocimiento, en un empleado calificado y económicamente satisfecho. Además de empresario imprescindible, asume su responsabilidad como maestro. Aporta su intelecto y todas sus fuerzas físicas, con objeto de crear un país diferente, que crezca y progrese con beneficios para todos.

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Todo Estado moderno debe tener una política pública empresarial, aun cuando este concepto pueda crear reacciones adversas entre aquellos que han desarrollado una condición patológica frente a todo lo público, frente al Estado y sus instituciones. Ocurre que hay funciones públicas que están ligadas directamente con el desarrollo empresarial: el mantenimiento de la infraestructura nacional, la seguridad individual y material, una política de financiamiento para las pymes, programas de formación y tecnificación laboral y la apertura de mercados a partir de una política económica exterior agresiva y sostenida.

Guatemala habría avanzado mucho si las pymes hubiesen sido parte neurálgica de los planes de gobierno. Hubiésemos creado mucho más empleo, más producción y generado suficientes recursos fiscales. Pero esos pequeños-gigantes motores de producción y empleo han estado marginados, no son protagónicos, el sistema, como casi ocurre en todo, los ha marginado. Marginando a la vez esa valiosa posibilidad de haber construido un mejor país. ¿Es tan difícil entender esto?

Manuel R. Villacorta O.