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El discurso «retro» de la derecha

Y quiénes son sus intelectuales orgánicos.

Hoy, el anticomunismo está tan devaluado en el mundo que el mismo Estados Unidos lejos de apoyarlo lo ignora. Pero en un país como el nuestro, con un pasado fascista y una ultraderecha neoliberal y militarista, vemos florecer organizaciones como la Fundación contra el terrorismo, la Asociación anticomunista, Avemilgua y la Liga Pro Patria, las cuales son agrupaciones cavernarias –compuestas por gente increíblemente inculta–, las cuales llaman “terroristas” a los activistas de derechos humanos, los intelectuales de izquierda, las feministas y los estudiantes de la Universidad de San Carlos.

Todo esto se encuentra profusamente ilustrado, en su aspecto doctrinario y de denuncia directa, en un documento titulado “Informe preparado para el Presidente de la República y autoridades gubernamentales en materia de seguridad, justicia y desarrollo energético”, escrito por Miguel Lisandro Castillo Girón, “investigador” del Instituto de estudios políticos y relaciones internacionales de la Universidad Francisco Marroquín (neoliberal), en el cual se criminaliza la protesta social contra la minería y los movimientos populares en general, enmarcándose en la fascista Política Nacional de Seguridad del gobierno kaibil de Pérez Molina (MRM, “Promoviendo la conflictividad”, elPeriódico 30-1-13).

Esta misma dependencia de la UFM produjo un libelo firmado por un tal Anton Koursinov, en el que se ataca a la FLACSO-Guatemala en nombre del anticomunismo de guerra fría. ¿Hay mayor atraso y estupidez que éstas en lo relativo a la intención política fascista (franquista) de justificar la represión y el aniquilamiento de activistas comunitarios, estudiantes e intelectuales?

La gente que pergeñó estos panfletos es la misma que busca negar el genocidio y salvar a Ríos Montt, amenazando con la muerte a quienes aprueban el veredicto histórico del pasado 10 de mayo. Además de las organizaciones fascistas ya mencionadas, se trata de los “camisas blancas” (de la UFM) del caso Rosenberg, del CACIF y demás agrupaciones empresariales de ultraderecha, incluidas las fundamentalistas protestantes. Todas estas son las que hablan de “comunismo” y “terrorismo” en la actualidad. Es decir, la canalla fascista integrada igualmente por torturadores y profesores universitarios, pastores evangélicos, secuestradores y robacarros, habiendo pasado por las conocidas piaras de wannabes clasemedieros de derecha “cool” y “posmo” que disparatan con torpeza e impunidad en los medios masivos oligárquicos. Este es el anticomunismo “aggiornato” de Guatemala.

Se trata de una derecha cuya principal producción «intelectual» es una serie de pasquines que ni siquiera llegan a ser cómicos porque la comicidad implica ingenio y agilidad mental. Y estos productos son pura “inteligencia militar”, valga la contradicción. Son los típicos panfletos anticomunistas de los años 50: truculentos, melodramáticos y, ahora sí, terroristas. Diseñados para espantar mentes débiles. Es decir, la misma basura intimidatoria de la Mano Blanca, el CADEG y El Buitre Justiciero.

Este discurso “retro” no tiene ya ninguna vigencia, pues la era bipolar se acabó. Quienes luchan hoy no son comunistas, sino comunidades cuyo entorno es envenenado por la minería; y también las víctimas del genocidio contrainsurgente, perpetrado por los sabuesos uniformados a cuyos amos veremos también juzgados en calidad de genocidas.

La gente que pergeñó estos panfletos es la misma que busca negar el genocidio y salvar a Ríos Montt, amenazando con la muerte a quienes aprueban el veredicto histórico del pasado 10 de mayo. Además de las organizaciones fascistas ya mencionadas, se trata de los “camisas blancas” (de la UFM) del caso Rosenberg, del CACIF y demás agrupaciones empresariales de ultraderecha, incluidas las fundamentalistas protestantes.

Mario Roberto Morales
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