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El capital de 260 guatemaltecos equivale al 56% del PIB

Rosario Rodas

Guatemala y Centroamérica siempre puntean entre las sociedades más desiguales del mundo. Pero los datos que se tienen en las estadísticas oficiales están todavía muy lejos de medir el tamaño de la desigualdad: los multimillonarios, por distintas razones, nunca revelan al Estado cuánto poseen realmente. Una consultora de consumo de (ultra) lujo, con sede en Singapur, de la mano de un banco suizo, le han puesto el cascabel al gato: 260 guatemaltecos acumulan US$30 mil millones, que equivale al 56 por ciento de la economía anual del país. Y 1,075 centroamericanos hacen lo propio con el 72 por ciento.

Esto se traduce así: 0.0001 por ciento de los 15 millones de guatemaltecos tienen más capital que el resto de la sociedad. Y sucede casi lo mismo en el resto de los seis países centroamericanos, en donde el 0.0002 por ciento tiene mucho más que el resto de 45 millones del Istmo. Esto en una región en la que 60 por ciento sobrevive en la pobreza; una pobreza que hace que 7 millones (de hombres, mujeres y niños) hayan cruzado México (con sus secuestros, masacres y violaciones) para trabajar en Estados Unidos.

Pero eso es una parte del péndulo. De regreso en la parte superior de la sociedad y la cantidad de su riqueza, la medición de esta consultora puede ser la más precisa.

Hay otras. Uno de los medidores más usados para medir la desigualdad es el índice de Gini. Se trata de un cálculo de los ingresos del quintil más alto de la sociedad (20%) en comparación con los ingresos del quintil más bajo de la sociedad (20%). En un rango donde 0 es equidad total y 100 es inequidad total, Guatemala tiene 57 y está en el top ten del ranking mundial de países más desiguales y el número uno en la región. Esto quiere decir que el 20% más alto tiene 57 veces más ingresos que el 20% inferior. Estos datos se basan en la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), a la que el 0.0001 por ciento con más ingresos no le cuentan sus ingresos acumulados.

Hay otro dato de instituciones públicas globales. Un informe de la Universidad de la Plata en Argentina, en asociación con el Banco Mundial, cifró que el 1% de la población guatemalteca acumula el 40% de la riqueza del país, que corresponde aproximadamente a US$21 mil millones, que equivale al 37% de la producción económica anual del país, el Producto Interno Bruto (PIB).

Pero para calcular la (ultra) riqueza y la desigualdad parece ser más preciso el mercado.

Una consultora privada internacional, con sede en Singapur, que hace dinero de realizar estudios de mercado para las marcas más exclusivas del mundo, es una muestra de esto. Y son marcas exclusivas como un reloj Breitling, disponible en el país por US$6,000 (Q48,000), o como Hermes, que tiene bolsas que cuestan US$18,000 (casi Q150,000) o un carro Maserati, que tiene una tienda en Guatemala, por US$125,000 (Q1 millón).

Esta consultora, Wealth-X, asociada al banco suizo UBS (Union Bank of Switzerland), publicó en su informe de 2014 -al que Nómada tuvo acceso- que hay 260 ultra-ricos guatemaltecos que poseen un capital de US$30 mil millones, lo que representa el 56% del PIB. Y, a nivel centroamericano, son 1,075 los ultra-ricos que acumulan US$142 mil millones. Dos tercios del tamaño de la economía de la región en manos del 0.0002% de la población.

Los $30 mil millones son Q231 mil millones. Esto equivale a lo que el Estado de Guatemala recauda cada cuatro años.

¿Por qué este dato es el más significativo de los medidores de riqueza y desigualdad?

La empresa Wealth-X respondió a Nómada que realiza este informe “con datos de fuentes abiertas y su propio modelo de valoración de propiedad que rastrea las fortunas privadas”. Esto incluye los perfiles financieros de los ultra ricos, sus socios, los miembros de su círculo familiar, biografías. Es decir, todo lo que se le escapa a los datos oficiales. El objetivo de esta consultora es encontrar potenciales clientes para empresas de bienes de lujo. ¿Y qué les dice a sus clientes? Que en Guatemala y Centroamérica tienen mercado.

Un detalle importante es que este capital de $30,000 millones no se produjo en un año, sino es la acumulación de siglos (desde el café o los bancos) y desde décadas (desde la telefonía). Y el tamaño de este capital es más que la mitad de la economía anual del país.

¿Quiénes son esos multimillonarios?

Forbes-Centroamérica calculó las fortunas de doce de los centroamericanos más ricos, aunque se le escaparon algunos detalles. Cuatro guatemaltecos aparecen en el grupo.

El más ultra-rico (o billonario) de Guatemala es Mario López Estrada, presidente de Tigo Guatemala, de grupo Onyx y ex ministro de Comunicaciones en el gobierno de Vinicio Cerezo (1986-1991). Durante sus años en el gobierno se privatizó la telefonía móvil y él se convirtió en accionista de Comcel-Tigo; ahora es el mayoritario.

En otro caso de éxito empresarial asociado con la telefonía, Carlos Slim adquirió Telmex, que es propietaria de Claro; hoy es el segundo hombre más millonario del mundo.

En 2015, Forbes-Internacional incluyó a Mario López en el ranking de los multimillonarios del mundo, es decir, aquellos individuos que tienen un capital mínimo de US$1 mil millones. Sus inversiones no sólo abarcan la telefonía; también está presente en infraestructura y en energía renovable. En Centroamérica y en Suramérica.

Otro mencionado por Forbes-Centroamérica es Dionisio Gutiérrez, de 56 años y hasta hace poco uno de los co-presidentesde la Corporación Multi Inversiones (CMI), un holding multinacional que agrupa negocios en los sectores agroindustriales, de comida rápida, financieros, energéticos e inmobiliarios. Dentro de sus múltiples empresas están Pollo Rey, Pollo Campero, Molinos Modernos, Telefónica-Centroamérica, Banco Reformador, la inmobiliaria Multiproyectos y las hidroeléctricas del proyecto Renace, ubicadas en Alta Verapaz.

Gutiérrez, y esto no dice Forbes-Centroamérica, ya no es co-presidente de CMI, sino que ahora se dedica a su fundación, que promueve iniciativas como la Escuela de Gobierno. Los co-presidentes de la corporación son Juan Luis Bosch y Juan José Gutiérrez.

Los otros dos guatemaltecos en la lista regional son Carlos Enrique Mata Castillo y José Miguel Torrebiarte Novella. El primero, presidente de Central American Bottling Corporation (Cabcorp), empresa que fabrica bebidas y alimentos como socia de Pepsico, Ambev y Livsmart, y cuyas marcas emblema son Pepsi y Brahva.

El segundo, presidente de Grupo Progreso, compañía que no sólo domina el mercado cementero en Guatemala sino también tiene negocios en la industria inmobiliaria y la banca. Es vicepresidente de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), presidente del Encuentro Nacional de Empresarios (ENADE), presidente del Consejo Privado de la Competitividad y cofundador de la Fundación Patrimonio Cultural y Natural Maya.

Los súper ricos guatemaltecos también han logrado acumular su propia dosis de poder político. El denominado G8, de las ocho familias más poderosas del país, es el que manda en la economía y la política nacional, según el testimonio del exministro de Finanzas, Juan Alberto Fuentes Knight. Cuando los presidentes de la República quieren hacer alguna reforma profunda, por ejemplo de impuestos, tienden a sentarse a negociar con el G-8 y no con el CACIF, según Fuentes Knight. Los Gutiérrez-Bosch, los Castillo y los Novella son algunas de las familias del G-8. Mario López no está incluido, pero entre la élite guatemalteca se le considera ya como el más millonario del país.

¿Por qué la desigualdad extrema es negativa?

La desigualdad frena el crecimiento y el desarrollo. Y no lo dice alguna máxima marxista, sino un informe de diciembre de 2014 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, de los países industrializados). En un artículo en inglés en The Guardian, el secretario de la OCDE, Ángel Gurría, dijo que “hay información suficiente que demuestra que encarar el tema de la creciente desigualdad es crítico para promover un crecimiento robusto y sostenible. Necesita estar en el centro del debate público. Los países que promueven la igualdad de oportunidades desde una edad temprana (de sus ciudadanos) son los que crecerán y prosperarán”.

¿Por qué un crecimiento desigual no sirve para la sociedad? “El crecimiento no es generalizado y no permea en la población porque la desigualdad se erige como ese gran muro que impide que la riqueza y las oportunidades lleguen a todos”, responde Vivian Guzmán, economista especializada en desigualdad, que ha trabajado en instituciones públicas, multilaterales y centros de investigación.

Para el historiador Edelberto Torres-Rivas, quien ha investigado la desigualdad desde hace décadas desde Flacso y organismos de Naciones Unidas, respondió que la cifra “es una barbaridad. Es una muestra que el capitalismo sigue concentrándose y esto impide el desarrollo”. Enfatizó que esta desigualdad necesita medidas de redistribución.

Gustavo Porras, presidente del Consejo Económico Social, afirma que la desigualdad “genera más conflictos que la pobreza porque es una injusticia”. Añade que la única forma de redistribuir la riqueza en un mundo dominado por el mercado es por medio de impuestos. “La hiper acumulación de riqueza por los más ricos tiene su base en las rebajas fiscales que se han acordado para ellos, versus el incremento (de impuestos) para la clase media y los sectores populares. El pretexto es que de esa manera los ricos van a invertir, pero no lo hacen”.

Preocupación empresarial

La alta desigualdad no preocupa sólo a economistas, sociólogos e historiadores. La revista empresarial de referencia en Centroamérica, Estrategia y Negocios, citó el dato de Wealth-X de 2013 en un editorial. Norma Lezcano, editora, escribió que aun cuando esta riqueza acumulada haya sido creada lícitamente, si no contribuye a generar una situación social más equilibrada, y a largo plazo se convierte en fuente de polarización y conflicto.

Centroamérica, dicho sea de paso, es la región más violenta del planeta Tierra.

La solución pasa por decisiones políticas. Pero una reestructuración del régimen tributario que aumente los impuestos al capital y un control efectivo contra la evasión fiscal son medidas boicoteadas por los ultra-millonarios.

Los súper ricos guatemaltecos también han logrado acumular su propia dosis de poder político. El denominado G8, de las ocho familias más poderosas del país, es el que manda en la economía y la política nacional, según el testimonio del exministro de Finanzas, Juan Alberto Fuentes Knight.

Fuente: [https://nomada.gt/el-capital-de-260-guatemaltecos-equivale-al-56-del-pib/]