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Dos preguntas

José Manuel Torres Funes

Propongo una lectura sobre el odio a partir de dos preguntas que nos ayuden a remontarnos hasta observar mejor nuestras raíces.

La primera pregunta es: ¿se puede o debe matar (a un enemigo) para liberar al pueblo? Aquí planteo el incipiente pensamiento de los procesos revolucionarios (fallidos o no), que van desde la construcción del concepto de república y los orígenes de nuestra fundación nacional, hasta la retórica que manejan muchas veces las “nuevas” representaciones de la “izquierda”.

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La pregunta se formula y se responde bajo la forma que le dieron los procesos y las ideologías, producto de las experiencias de guerrilla en el país y en los países vecinos (sobre todo); es decir, sin haber evolucionado –para bien– en los últimos treinta o cuarenta años. De hecho, solamente se ha mantenido la silueta, pero no el fondo de este pensamiento. La respuesta suele ser que sí, que se puede matar en nombre de un proceso de “liberación”, que es un “tesoro filosófico”, reservado a los pobres, pero donde no se les asegura el poder. En otras palabras: los pobres se “liberan” o los “liberamos” pero no para volverse ciudadanos, sino para volverse hombres y mujeres “libres”, como si el fin último –y no el inicial– fuera sacarlos de la esclavitud. Aquí se anhela la “libertad” y no la ciudadanía.

La segunda pregunta la propongo desde el otro campo: ¿Se puede o debe matar para proteger nuestra “libertad”?

La “libertad”, en este sentido, no es un concepto filosófico, es una invención jurídica, que se sustenta en la aceptación de un “estado de cosas” validado por una desigualdad asumida y aceptada. Volvemos a los orígenes, donde se dirimió la tenencia y repartición de la propiedad, donde unos fueron beneficiados y otros entraron a formar parte de un sistema feudal que sigue reproduciéndose en nuestros días con estructuras que se han mantenido invariables. Es decir, han cambiado los negocios, pero no han cambiado las estructuras de poder. El liberalismo, el militarismo o el bipartidismo en su gestación, el neoliberalismo en la actualidad, protegen y garantizan esta “libertad”. La respuesta es sí, se puede o debe matar si nuestra “libertad”, entendida básicamente como bienes, se encuentra en peligro.

En nuestro caso, sin excluir que la primera pregunta ha generado odio, la segunda pregunta es la que ha predominado en nuestra historia. Inclusive las masacres realizadas por el crimen organizado pueden interpretarse bajo esta perspectiva.

No hace falta decir que, si no introducimos en nuestras dinámicas políticas, culturales y sociales otro tipo de preguntas, seguiremos sin cambiar nuestra historia. La idea sería que entremos en ruptura con ella, ¿no?

¿Mataremos para que no nos maten? ¿Mataremos para que no nos quiten lo que somos? ¿Mataremos para tener lo que nunca tuvimos? ¿Nos mataremos a nosotros mismos para que ellos no nos maten? ¿Los mataremos a ellos para que no nos maten? ¿Los mataremos a ellos para que no se maten entre sí? ¿Nos mataremos a nosotros mismos para que nosotros mismos no nos matemos?…

Tomado de Escribir la vida

José Manuel Torres Funes