Ayúdanos a compartir

Domadores de gorilas

Sobre simulacros mediáticos de pluralismo y monos de circo.

Mario Roberto Morales

En estos años de lucha ideológica entre los remanentes de la derecha y la izquierda de la guerra fría, asistimos al aparecimiento mediático de una especie nueva en lo local: la de los analistas políticos coyunturalistas, los cuales, por lo general, le dan seguimiento a la fruslería partidista, a la cómica cotidianidad del Congreso de la República y a la del Ejecutivo y el Judicial. Su fuente de información son los medios locales, y en materia de política internacional, se vuelven eco de las transnacionales de la noticia.

En el caso de los analistas de derecha, las agencias de inteligencia civil y militar –públicas y privadas– requieren de sus servicios, pues ellos son el altavoz que le vende a las masas la bondad de los intereses oligárquicos, con lo que se convierten en los mediadores entre esos intereses y el público despolitizado que consume sus análisis para forjarse una opinión sobre lo que pasa delante de sus narices. A esto, Gramsci le llamó lucha por la hegemonía cultural, pues con ella se pretende que el sistema de valores dominante sea aceptado de buena gana por los dominados, aunque no les convenga. Esto ilustra la importancia que tiene hoy, en nuestro medio, la lucha ideológica. Y no es para menos, en vista de que la derecha ya no puede usar las armas (al menos no en forma masiva) para persuadir al pueblo de que debe alinearse con sus intereses, y por eso ya sólo ejerce la violencia selectiva contra dirigentes populares.

La derecha oligárquico-neoliberal-militar se ha ocupado de expeler de sus aulas universitarias a buena parte de estos profesionales, los cuales, conscientes de que su trabajo es mediático, aparecen en la televisión mostrando vestimentas que poco los diferencia de los animadores de programas de entretenimiento para adolescentes.

La televisión de derecha suele invitar a analistas de izquierda (que son los menos) para poner en escena simulacros de imparcialidad y pluralismo. Con esto hace honor a la idea elitista de que al pueblo hay que darle circo y nada más. Pues el análisis de la cotidianidad pública no basta para forjarse un pensamiento crítico en torno a la realidad política de un país. Para esto hace falta analizar con criterio histórico y causal los hechos políticos y no poner en escena a dos rivales vociferantes para que el público clame por ver sangre, mientras el conductor del programa hace las veces de árbitro de lucha libre.

No se practica el pluralismo invitando a un analista de izquierda a que se defienda de dos o tres de derecha en un medio de derecha. Por eso, los intelectuales (no analistas) de izquierda deben cuidarse de ser comparsas de estos simulacros de pluralismo. “Aprovechar el espacio” no basta. Hay que poner condiciones para no exponerse al linchamiento. Pues, como dije, por cada analista de izquierda hay dos o tres de derecha, además del conductor del programa, quien, con las cámaras a su servicio, lleva el debate por donde quiere convirtiendo la voz del invitado de izquierda en una inútil queja de pobretón. Con esto no se “aprovecha el espacio”. Se desperdicia. Porque un intelectual (no analista) de izquierda es alguien capaz de explicar la raíz causal y las consecuencias de la cotidianidad política, aunque esto no le interese a la derecha porque la daña. Andarse por las ramas equivale a ser mono de circo, cuando lo que se espera de nosotros es que seamos domadores de gorilas.

Mario Roberto Morales
Últimas entradas de Mario Roberto Morales (ver todo)