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Dogmas

Gerardo Guinea Diez
gguinea10@gmail.com

La democracia, en andrajos, camina por calles y avenidas, se detiene en caminos de herradura, baja a los valles y los volcanes. Su andar es como si el silencio se quedara sin país, mientras los políticos cumplen a carta cabal su tarea: organizar el naufragio. La razón enflaqueció y la fragilidad aparece y desaparece según la última ocurrencia de un candidato y aunque aspiramos a otro destino, la voluntad del caos se impone hacia sí mismo. Eternos inquilinos de la argucia, la clase política nos han encerrado a paso de tortuga en el universo de los dogmas para llegar en enero a fundar la dictadura jurídica, la que se sustentará en infinidad de artículos constitucionales y códigos citados ad hoc según sea la urgencia parlamentaria o la acción de la Cicig o el Ministerio Público.

Ese “decoro” jurídico recuerda la afirmación del escritor David Grossman: “Los extremistas carecen de movimiento interior”. Porque esa radicalidad reglamentaria es justamente la expresión de que están atrapados por la forma y no por el fondo. En otras palabras, la disociación entre realidad y promesas de campaña se antoja patológica. Y no es para menos cuando el listado de graves problemas que padece el país está fuera de los contenidos programáticos de los partidos. Aquí es la lucha del poder per se.

Y es cuando cualquiera se pregunta qué hacer ante cifras como las que reporta el Observatorio en Salud Sexual y Reproductiva: en 2014 se registraron más de 76 mil embarazos de mujeres entre los 10 y los 19 años. Por supuesto, la mayoría en precarias condiciones y producto de una violación. Asimismo, la ONU estima que este año se casarán 550 mil menores antes de cumplir los 18 años. Por otra parte, la BBC afirmó que más de medio millón de guatemaltecos se encuentran en emergencia por falta de alimentos, debido a la prolongada canícula.

En las montañas de Zacapa, Chiquimula e Izabal han rescatado a jóvenes quinceañeros con apenas 18 libras de peso. Otras fuentes calculan que un millón 600 mil están sin posibilidad de conseguir alimentos y la FAO da cifras más dramáticas: dos millones 200 mil personas. De esa cuenta, 116 municipios se encuentran en estado crítico.

Plaza Pública, con datos de World Health Organitation, sostiene que Guatemala ocupa el segundo lugar en el mundo con mayor número de víctimas de homicidios en menores de 20 años. También, el drama de los niños de 10 años, convertidos en sicarios y que pululan día a día por barrios y avenidas de la ciudad, cumpliendo con su aciago empleo. En ese orden, los 300 asentamientos humanos que existen en la ciudad, donde mal viven y mal comen casi medio millón de ciudadanos, son la expresión de una calamidad de proporciones inimaginables. Todos, sin servicios básicos, sumidos en la marginalidad apocalíptica.

Estos, entre un larguísimo listado de problemas de fondo, no entran como puntos de agenda en las plenarias del Congreso. Frente a esa ceguera no queda más que recordar los versos de Juan Gelman: “Mundo que somos tu miseria /en un rincón se aguantan las deudas de la gracia”.

Gerardo Guinea Diez
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