Diputados fusilan a la educación
Manuel R. Villacorta O.
manuelvillacorta@yahoo.com
En Guatemala hay noticias que verdaderamente desgarran la conciencia y que golpean sin piedad a la razón. Hay algunos que quisieran cubrir con un manto gigantesco de impunidad, olvido y perverso interés, esta realidad nuestra que cada día se muestra más lacerante. Pero por más que busquemos los medios, las instancias o las posibilidades para destacar algo positivo en el país, no encontramos sustentos concretos que nos impulsen a creer en un mejor futuro. Hace algunos días, en un artículo anterior, pregunté públicamente si Guatemala no estaba a punto de convertirse en Guateáfrica. Ciertamente con el mayor respeto a esa población hermana del continente negro, expoliada y olvidada por el mundo occidental. Pero es que los patrones sociales, políticos y económicos que tanto han golpeado al continente africano, parecen estarse reproduciendo en Guatemala. Planteo algunos: 1. Ausencia de autoridad: en nuestro país, la ley es totalmente irrespetada, no hay temor a la sanción. La vida cotidiana se ha convertido en total anarquía. 2. La impunidad: las propias autoridades del sistema de justicia aceptan que el nivel de impunidad ante todo tipo de delitos incluyendo el asesinato, supera el 90% de los casos. 3. Capos, tribus y territorios liberados: al igual que como ocurre en África, en nuestro país existen territorios liberados –para llamarlos con esa ironía que tanto nos ayuda a sobrellevar la crisis– en donde grupos de extraordinario poder imponen su mando sin restricción alguna. 4. El monstruo expansivo de la pobreza: que engulle día a día a más y más familias; por tanto, los niveles de desnutrición son gravemente alarmantes.
Pero una noticia que genera tristeza, estupor y vergüenza nacional fue publicada en diario La Hora, el día 2 de diciembre, en la página 6. De la misma reproduzco su parte medular: El Congreso aprobó una asignación presupuestaria de Q12 mil 892 millones 330 mil 703 para el Ministerio de Educación, de los cuales sólo Q16 millones 15 mil 734 serán para inversión, es decir, alrededor del 0.12 por ciento del total. Debo confesar que quedé atónito, sorprendido, decepcionado. ¿Cómo es posible que el Ministerio de Educación obtenga un porcentaje tan humillante para inversión educativa? ¿Acaso no saben los diputados que la educación es la piedra angular, la esencia pura, el centro, el nervio básico necesario para aspirar a tener una Guatemala diferente? ¿Qué podrá hacer el Ministerio de Educación con un monto tan absurdo para invertir en más escuelas, reconstruir las miles que están en condiciones deplorables, comprar mobiliario y equipo básico? Esa noticia, que denota una miserable acción más, proveniente de la clase política más corrupta de América Latina, esa clase política guatemalteca que nos avergüenza día a día, pone en claro el estado de nuestra nación. Se le asignan millones al infructuoso Parlacén. Millones para ministerios y dependencias innecesarias y lesivas. Pero para Educación la respuesta es humillante. Si ante esto callamos, no dudo que, como país, llegamos ya a la peor condición posible.
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