***Dichas, Dichosas***
Quién iba decir que tras esta procesión,
de años y eventos que se repiten…
Que después de provocar en más
de una ocasión bocados de hiel,
aún conserve ese sabor a miel,
de los buenos momentos…
Que dicha para el que necesita
tan poco para ser feliz…
Porque a cada instante puede serlo,
pues para él la felicidad es compañía,
no una quimera que se columpia sobre
una estrella…
Qué dicha para aquél que no necesita nada,
pues no hay afán que lo fatigue,
en esa maña estéril de acumular cosas
para que luego estorben.
Qué dicha la de aquél que ve a Dios en
todos sus hermanos porque no acumula rencores,
¡Cuánto lo ha de amar el creador!.
Qué dicha la de aquél que sabe dar,
pero dar con alegría y como dice
Madre Teresa “Hasta que duela”
porque ese dolor luego pasa pero
la alegría le pone su marca…
Qué dicha la de aquél que escribe
y no recibe un salario…
Porque Dios no permitirá que le
falte el pan diario…
Dichoso aquél que canta aún sin tener
un escenario, ni luces que lo iluminen,
porque su alma se ilumina con el aplauso.
Dichoso aquél que se hace a un lado para
que sea protagonista la vida,
porque ella nunca lo pondrá en segundo plano.
Dichoso aquél que ama y no porque lo amen,
y no por las cualidades, si no a pesar de la
ausencia de ellas…
Dichoso aquél que aprecia la belleza que
se esconde y no la que brilla,
porque cuando ella se manifiesta
¡Es tanta la alegría!
¡Carajo! ¡Que M…! Si con tan poco
se puede ser feliz por qué aún existen
las guerras…
Qué dichoso soy cuando escucho una canción
De Cabral, Cortez, Sabina o Arjona,
Porque en sus líricas encuentro ecos de los
latidos de mi corazón…
Que dichoso soy cuando leo los versos de Martí,
Borges, Neruda o de los poetas desconocidos,
porque son versos que desgarran el alma.
Que dichoso soy cuando leo las historias de
Miguel Ángel Asturias, Vargas Llosa, García Márquez
o de autores ignorados…
Porque me hacen recordar que la imaginación
y el arte no son flores marchitas…
¡Púchica muchá! ¡Por qué dejamos que cosas
efímeras y estúpidas nos secuestren la identidad!
Qué dicho es aquél que no se alinea con los que
condenan, con los que odian, con los que señalan,
porque la vida no los verá marchar sobre sus ruinas.
Qué dichoso aquel que se da cuenta que es dichoso,
porque dará sin miedos ese salto a la eternidad.
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