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Jaime Barrios Carrillo

Un sistema democrático implica mecanismos con legitimidad social para la toma de decisiones. Lo anterior funciona solo y cuando hay una cultura democrática y una ciudadanía activa.

La República de Guatemala nació de un pacto entre elites de carácter excluyente de las masas campesinas indígenas: el famoso Plan Pacífico, que contemplaba la anexión al Imperio mexicano. O sea, una vocación entreguista que se repitió después con otros imperios: con los ingleses y alemanes en el siglo XIX y con Estados Unidos en el siglo pasado.

No se puede entender Guatemala sin los pueblos originarios. Durante siglos las elites depredadoras se han enriquecido a expensas del campesinado indígena. La economía sobrevive en mucho gracias a las remesas que envían desde Estados Unidos los migrantes indígenas y los mestizos. El turismo ofrece la “Guatemala maya”, Tikal y otros sitios arqueológicos, también los textiles y artesanías con su fantástico colorido. Pero el indígena poco se beneficia del turismo y en cambio sufre las consecuencias del sistema de depredación junto a los embates de la naturaleza, la pandemia, la ineficiencia y la corrupción de un Estado con ausencia de políticas efectivas de desarrollo. Irrefutables resultan los altos índices de pobreza, desnutrición, falta de escolaridad, carencia de tierras y salud precaria que asolan a los pueblos mayas. El racismo, además, se expresa en un odio sublimado o abierto. El poeta k’iche’ Humberto Ak’abal nos ha dejado un testimonio:
Cuando nací
me pusieron dos lágrimas
en los ojos
para que pudiera ver
el tamaño del dolor de mi gente.

Guatemala es un país en permanente riesgo. Es patente la inviabilidad de una sociedad que exporta gente a causa de la pobreza. Los indicadores y estadísticas son claros: el sistema produce miseria, exclusión y sufrimiento social.

La mayor amenaza de la actualidad es la cooptación del Estado y sus instituciones por el bloque histórico de corruptos que ejercen ahora su hegemonía y sus conexiones con el narco y las mafias. Se trata de un saqueo de los recursos públicos sin oposición.

Desde 2018 cuando las elites en contubernio con los jefes militares y en concordancia con las mafias decidieron expulsar a la Comisión de Naciones Unidos que investigaba la corrupción en el país, CICIG, y a su comisionado el abogado colombiano Iván Velásquez, impera el pacto de corruptos conectados a un poder que no tiene ubicación en un país específico: el narcotráfico y el crimen internacional organizado.

La esencia de toda dictadura es el dominio del poder de manera completa, el poder omnímodo que elimina cualquier oposición, es decir un sistema sin pesos y contrapesos, dirigido de manera autoritaria con el control de las instituciones, limitación o eliminación de la sociedad civil y control de los partidos políticos. Es lo que estamos viendo en Guatemala con el accionar del Pacto de Corruptos.

¿Qué es ese pacto? Se trata de una alianza no pública entre políticos, jueces, militares y empresarios donde las mafias y el narcotráfico tienen una influencia preponderante. La historia de Guatemala está marcada por pactos e intrigas de grandes empresarios que han manejado a la clase política, a su vez aliada a las mafias y a sus alfiles o caballos militares, como quiera verse este ajedrez fatal. Se ha venido demostrando la participación durante décadas de militares en la corrupción estatal y delitos como narcotráfico, parricidio, tráfico de influencias y contactos con el crimen organizado, incluyendo las maras.

También les molesta, y mucho, la prensa independiente. Censura y mordaza se vienen anunciado. La libertad de expresión es poder decir lo que el poder no quiere oír, afirmaba George Orwell. Acallar a la prensa independiente y eliminar a la sociedad civil es gravísimo. Guatemala retrocede cincuenta años, si no más. Nuestra historia está ensangrentada por la represión contra aquellos que se atrevieron en el pasado cuestionar a los corruptos, a los represores brutales y a los discriminadores racistas. Y la historia se está repitiendo ante nuestros ojos. El oscuro Pacto de Corruptos inaugurado por el “kaibil honorario” Jimmy Morales continúa con don Giammattei. Un siniestro plan fabricado por herederos de los dictadores militares y políticos corruptos como Arana Osorio, Sandoval Alarcón, Lucas García, Donaldo Álvarez, Ríos Montt, Portillo, Baldetti y otros. La falta de memoria histórica corre a favor del funesto pacto que hundirá aún más al país.

El joven periodista Frank Ramazzini Véliz fue asesinado el 10 de julio de 2021 en Ciudad de Guatemala. Un comando de hombres armados con fusiles de asalto disparó contra Ramazzini en el interior de una discoteca matándolo junto a tres personas más. Ramazzini venía investigando la corrupción de la policía y levantando la voz por la carrera policial y por las condiciones laborales de los guardias del Sistema Penitenciario. En el gobierno de Jimmy Morales se descabezó a la Policía Nacional Civil que surgió como producto de los Acuerdos de Paz. Nuevamente las fuerzas policiales están ahora, bajo de agua, militarizadas y los jefes son exmilitares vinculados al antiguo orden contrainsurgente y al nuevo entorno del narcotráfico. Volvieron con fuerza los abusos y las mordidas que nunca habían desaparecido del todo.

Ramazzini había criticado al presidente Alejandro Giammattei por el manejo ineficiente de la pandemia. El gobierno compró vacunas por varios centenares de millones de dólares a una empresa rusa fantasma que se esfumó. Los hospitales están semicolapsados y sin recursos. Ramazzini había planificado asistir a la manifestación contra el presidente Giammattei para pedir su renuncia por la corrupción que está llevando al país a una situación trágica. El presidente dio declaraciones entonces burlándose de los manifestantes que calificó de reducido número de bochincheros, al mismo tiempo anunció que pediría el estado de prevención al Congreso para impedir que hubiera manifestaciones en virtud de la emergencia sanitaria. Organizaciones de la sociedad civil recordaron entonces el pasado de Giammattei como director de presidios y de la operación de limpieza social conocida como Gran Pavo, donde las fuerzas de seguridad dieron muerte a 14 reclusos. Por este caso fue condenado una larga pena de prisión en Suiza el entonces jefe de la policía Erwin Sperisen.

A finales de 2020 fue asesinado Mario Ortega, director de San José Total Canal 12 en Escuintla y Bryan Leonel Guerra del noticiero de cable TL-COM en Chiquimula. Crímenes aún impunes. La organización “Reporteros sin fronteras” ha denunciado la actitud hostil del presidente Alejandro Giammatei y sus funcionarios contra la prensa. A comienzos de octubre de 2021 reventó el escándalo del llamado Centro de Gobierno, cuyo titular era Miguel Martínez, íntimo amigo del mandatario y según la vox pública la pareja sentimental del mandatario, que mantiene su orientación sexual en el armario. La orientación sexual es desde luego algo privado. Martínez se permitió cuando comandaba “el centro de gobierno” hacer una denuncia contra un medio digital por el hecho de fiscalizarlo. Y simultáneamente se dio la persecución, difamación y agresiones físicas al periodista Sonny Figueroa por un reportaje para el medio denunciado por Martínez. Sonny Figueroa reveló aspectos que afectarían la imagen del protegido íntimo del presidente quien salió a defenderlo con verborrea que cuestionaba la libertad de emisión del pensamiento. Sonny se atrevió a no callar.

Todos los indicadores de desarrollo humano muestran las serias deficiencias sociales: desnutrición, educación en franca caída libre, inseguridad, violencia de género, infancia afectada, desempleo. Guatemala tiene una crisis social y política que el régimen de Alejandro Giammattei catalizó con la decisión arbitraria de destituir en 2021 al fiscal Juan Francisco Sandoval que investigaba los casos de corrupción. ¿Se nos fue el país al despeñadero?

También les molesta, y mucho, la prensa independiente. Censura y mordaza se vienen anunciado. La libertad de expresión es poder decir lo que el poder no quiere oír, afirmaba George Orwell. Acallar a la prensa independiente y eliminar a la sociedad civil es gravísimo. Guatemala retrocede cincuenta años, si no má

Fuente: [elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes

Jaime Barrios Carrillo
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