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Des-criminalizar la lucha campesina

Hay que distinguir la pequeña historia del capitalismo de la gran historia del campesinado.

Marcela Gereda

Varios colectivos campesinos denuncian la apropiación privada, la contaminación, la privatización y mercantilización del agua y otros bienes comunes, y cuestiona un Estado y un modelo de desarrollo estructuralmente violento, responsable de la apropiación y el despojo de los recursos naturales.

Hay varios líderes campesinos comunitarios en prisión, criminalizados por resistirse a la operación de mineras, cementeras o hidroeléctricas en sus territorios, casi siempre bajo imputaciones sobredimensionadas.

No solo los medios de comunicación, sino tambien instancias del gobierno criminalizan la lucha campesina. ¿Qué lógica hay detrás de llamar “terroristas” a quienes luchan por la defensa del agua, del territorio y de la vida? Este año han desaparecido a más de veinte líderes comunitarios.

Esta lógica del poder responde a una ceguera opatitiva para silenciar e invisibilizar las demandas campesinas sin tomar en cuenta que desde una visión histórica todos somos campesinos. Todos somos campesinos porque todos vivimos del campo.

Desde una mirada histórica las sociedades humanas han vivido de la producción de alimentos unos doce mil años, mientras la sociedad basada en la tecnología, asociada al capitalismo tiene menos de quinientos. Esto quiere decir que las sociedades humanas tienen fuertes raíces socio-adaptativas vinculadas al campesinado.

Hay que distinguir la pequeña historia del capitalismo de la gran historia del campesinado. La comprensión del mundo no puede limitarse a la comprensión capitalista del mundo, necesitamos ampliar nuestra perspectiva.

Desde la perspectiva antropológica de herencia biocultural, los argumentos del punto anterior nos llevan a reclamar el conocimiento y la comprensión de nosotros mismos, como colectivo biológico y social. La modernidad niega la memoria. La especie humana, recuerda u olvida como unidad biológica y social, el proceso histórico del que ha surgido y que lo ha moldeado y transformado.

Una conciencia histórica de especie ayudará a superar los conflictos y prejuicios: recuperar la memoria biocultural de la humanidad es algo esencial y obligado para construir un proyecto de modernidad inclusiva, que lejos de traducir la tradición, conviva, coopere y evolucione con ella.

Este país es privilegiado por muchas cosas, y entre ellas, la existencia de campesinos y comunidades indígenas, formas de vida y de conocimiento distintos, que están presentes, cuyo valor no solo es “ser distintos”, sino haber ensayado durante miles de años el acceso a la tierra y a los recursos comunitarios.

Para muchos campesinos de diversos colectivos y para CODECA, construir desde lo común es un principio irreductible e inalienable; reclaman que la “nueva política” no puede seguir transitando por viejas estructuras que están oxidadas, corrompidas, sucias. Es necesario rehacer la confianza para que la lucha por el “bien común” vaya ganando en el terreno de lo social y de lo político, para ello es urgente que como sociedad comprendamos que “terrorista” no es el campesino que defiende la vida y la naturaleza, sino algunos políticos y empresarios seres siniestros y cínicos que desfalcan las arcas del Estado.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/09/17/des-criminalizar-la-lucha-campesina/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Marcela Gereda
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