Carlos Figueroa Ibarra
La cumbre ultraderechista realizada el 18 y 19 de noviembre en un hotel de la lujosa y neoliberal zona de Santa Fe en la ciudad de México, sirvió para una vez más constatar que una nueva derecha ha ido surgiendo en el mundo, que esa nueva derecha se está organizando a nivel internacional y que además se está deslindando de la derecha surgida en la posguerra fría y en el contexto del auge neoliberal. El evento llevó el nombre de Conferencia Política de Acción Conservadora (CCAP), una franquicia propiedad de Matt y Mercy Schlaap, prominentes partidarios de Donald J. Trump.
En el evento de la CCAP, llamó la atención el surgimiento de una nueva estrella ultraderechista, Eduardo Verástegui. Verástegui, con la franquicia CCAP opaca a quien en los últimos años había el levantado la bandera neofascista: Gilberto Lozano y la organización que dirige, el Frente Anti AMLO (FRENA) FRENA por cierto brilló por su ausencia en el evento. Llama la atención la capacidad de convocatoria a nivel internacional que logró Verástegui, a quien la extrema derecha mexicana le está viendo cara de presidenciable.
Estuvieron en el evento Lech Walesa quien encabezó a Solidarsnoc, la unión sindical que empezó a desquebrajar al socialismo soviético en Polonia, lo cual a su vez fue el preámbulo del derrumbe soviético. Walesa ha devenido furibundo anticomunista y expresamente homofóbico. También estuvo Steve Bannon, el estratega ultraderechista de Trump y oscura figura en los manejos electorales; Eduardo Bolsonaro, hijo del líder neofascista brasileño Jair Bolsonaro; Ted Cruz, senador republicano y parte del lobby reaccionario cubano que ha logrado mantener el infame bloqueo en Cuba, además de activo impulsor de políticas antimigrantes en Estados Unidos.
También estuvieeron los líderes neofascistas de España y Argentina respectivamente, Santiago Abascal y Javier Milei; Alejandro Giammattei, presidente de Guatemala quien encabeza una naciente dictadura asentada en poderes criminales; el ex candidato presidencial José Antonio Kast, hijo de un militar nazi y prominente neofascista chileno. Y para cerrar con broche de oro, la cumbre neofascista en México contó con una intervención virtual del propio Donald J. Trump. Este hecho, la asociación del matrimonio Schlaap y del propio Verástegui con Trump, la presencia del mexicano Juan Iván Peña, Neder dirigente del Movimiento México Republicano y de Chira Barchiesi, dirigente del Partido Republicano de Chile, sugiere que la cumbre ultraderechista tiene una fuerte asociación con la corriente trumpista del Partido Rebublicano de Estados Unidos.
En las primeras versiones del programa de la CCAP, estaban contempladas las intervenciones de Ramfis Trujillo, nieto del terrible dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo; Zury Ríos, hija del genocida dictador guatemalteco Efraín Ríos Montt y Luis Fernando Camacho, líder del neofascista Comité Cívico de Santa Cruz de Bolivia. A ninguno de ellos los vi mencionados en las notas periodísticas y en la versión casi final del programas del evento.
¿Qué características ideológicas tiene esta derecha que ya tiene manifestaciones en buena parte del mundo? Me llamó la atención en primer lugar, que ésta derecha se deslinda de una derecha a la que considera tibia y que tendría expresiones por ejemplo en el ala contraria a Trump del Partido Republicano (el Partido Demócrata esta fuera de esta consideración porque es considerado “socialista”), el Partido Popular de España o el Partido Acción Nacional de México.
En segundo lugar, esta ultraderecha se llama así mismo, “derecha valiente” y denomina a la derecha neoliberal como “derecha cobarde” o de manera francamente peyorativa “derechita”. En tercer lugar se expresa como contraria al “globalismo” probablemente porque la globalización neoliberal ha desmantelado la economía real de los diversos países. Esto no exime a esta derecha extrema de ser rabiosamente neoliberal. En cuarto lugar, esta derecha reivindica los valores conservadores esgrimidos por el fundamentalismo católico y neopentecostal: religión, familia heteroparental, combate feroz a los derechos reproductivos, crítica furibunda al feminismo y a la diversidad sexual.
Alguno de los asistentes al evento dijo que “la derecha cobarde” había enfatizado solamente la defensa de la economía (neoliberalismo) pero había abandonado “la lucha cultural” que implicaba la defensa de los valores asentados en el eslogan “Dios, Patria, Familia”. Esta extrema derecha pareciera un injerto en el siglo XXI del conservadurismo del siglo XIX. El reproche que hace es que “la derecha cobarde” finalmente ha hecho concesiones a la izquierda y ha tomado como suyas una parte de las banderas de esa izquierda.
¿Es neofascista la derecha que se reunió en la CCAP? Estoy convencido de que lo es. No esgrimen los símbolos nazis o fascistas que esgrimen movimientos desvergonzadamente fascistas. Ocultan de manera vergonzante sus simpatías por Hitler o Mussolini. Pero todos los asistentes a la CCAP y sus organizaciones, comparten el anticomunismo de la guerra fría; un racismo que apenas pueden ocultar (allí está Mauricio Macri hablando de “la raza superior” de la selección alemana de futbol); una xenofobia que atizan los migrantes (además de Dios, Patria, Familia, un tema fueron “las fronteras”); la aporofobia (el odio a los pobres que lo son porque “no trabajan”).
En suma, lo que observamos en México este pasado fin de semana, es una manifestación de la metamorfosis de la derecha que está provocando la crisis neoliberal. La triunfalista derecha neoliberal de hace cuarenta años, está siendo sometida a una crítica feroz por esta nueva derecha de carácter neofascista. Derecha neofascista que expresa la crisis de toda la civilización moderna.
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