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De niña recuerdo a mis abuelas y abuelos luchar

Irmalicia Velásquez Nimatuj

El esfuerzo por reformar la Constitución en el sector justicia por el Ministerio Público, la CICIG, la PDH y OACNUDH fue bloqueado por la elite económica y cultural, agrupada en el CACIF, que se niega a ceder la hegemonía nacional, lográndolo a través de sus operadores y sirvientes políticos en el Congreso. Para algunos la disputa es la eliminación del derecho al antejuicio y la creación del Consejo Nacional de Justicia y sin duda, lo es pero igual de importante es negar el derecho al Pluralismo Jurídico.

Y desde el pasado lunes, cuando las piezas del CACIF se movieron en el Congreso y bloquearon el camino de las reformas hacia la Consulta Popular que se realizaría el próximo año, no he dejado de preguntarme ¿Sí los indígenas, mujeres y hombres de las diferentes comunidades lingüísticas, que conocemos nuestra historia, que estamos conscientes del desafío que enfrentamos, de la responsabilidad que tenemos ante nuestra descendencia por la destrucción acelerada de nuestros espacios de vida y alimento, que hemos trabajado desde múltiples trincheras con distintas responsabilidades desde comunitarias hasta técnicas, no somos asumidos por la elite criolla y ladina como seres humanos con derechos diferenciados en nuestra propia tierra, negándonos el derecho a ejercer formas propias de organización y del derecho propio que se practica en múltiples espacios indígenas? Entonces: ¿Qué camino tomar? ¿Cuáles son las acciones que debemos asumir?

De niña recuerdo a mis abuelas y abuelos luchar, a mi familia extensa la vi invertir en su tierra y con su gente, creando grandes, medianas y pequeñas empresas o comercios en el occidente y en la capital, heredándonos el derecho que como “naturales” teníamos a participar en las decisiones que nos afectaran en nuestros territorios. A mis padres los vi, también, trabajar y desde niñas nos incorporaron al trabajo para multiplicar los granos heredados y sobre todo, para hacer que esos granos nos dieran el pasaporte a la autodeterminación, para que nadie decidiera sobre nosotras, sobre nuestro pueblo ni sobre nuestras tierras. Yo también he luchado junto a mi familia para hacer y sentir que algo nos ata a esta creación llamada Guatemala. Pero siento que es inútil.

¿Qué camino tomar? ¿Cuáles son las acciones que debemos asumir?

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj