***Ahora que te siento Ausente***
Soy como un ciego perdido buscando
en la obscuridad los versos que
me escondiste…
Las palabras que no dijiste
y las canciones que callaste.
Hoy que debería de ser elocuente,
tengo como bloqueada la mente
y un tremendo relajo en el corazón.
Sé que soy cursi, estoico y necio,
por pretender atrapar a la inspiración
sin importarme el precio…
En ese celibato impuesto por tu ausencia
las ganas han perdido la paciencia,
y la virilidad no llega ni a vanidad.
Por eso cuando en la distancia distinguen
mis ojos tu silueta el corazón se me agita,
el alma grita: ¡Bendita seas vos mujer
de largos silencios! Que sos como la
bendición del pan de cada día…
Porque tu ausencia es peor que los
antagonismos que produjo la guerra fría,
¡Hay! Amada mía que ignoras que te amo,
pero lo sospechas y eso ya es ganancia.
Dime tú, si no me sobran motivos para
abrazarme a la vida, para huirle a la muerte…
Dime tú, si no me sobran las ganas de recitarte
un poema y cantarte una noble canción.
¡Que mira! Que los instintos son sicarios,
que desconocen de horarios…
Que el arsenal de tus encantos dejan
desarmados mis pensamientos tartamudos.
Si a tus labios tiernos yo les enseñe a besar,
y cuando se encuentran nuestras manos,
son como hiedras que se enredan en el corazón.
Siendo tú el fuego que consume mi hoguera,
la primavera de mi jardín y el río de mi rivera,
¿Dime? Como no he de sentirme perdido sin
esa luz de tu presencia…
¿Dime? Como no he de querer ser como el viento
que se mete en tu vestido sin ese morbo enloquecido,
que a la hora de la hora no sabe qué hacer…
Yo soy como un árbol erguido, estoico y callado,
que espera, que anhela la primavera,
esa primavera que viene contigo y que alborota
estas ganas de vivir…
Porque tú saliva es el elixir de este soplo de juventud
que aun me queda y que se revela ante tu ausencia,
soy como un adolecente que le sobran las ganas,
como un cuarentón con sus conatos de canas…
Porque lo nuestro no es pasión de invernadero,
ni calentura después de un aguacero…
Es hoguera que arde sin consumirse,
es como un sueño hecho realidad antes de morirse.
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