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Cruenta Navidad

Carlos Figueroa Ibarra

Nos preparamos a celebrar las navidades, en medio de noticias estremecedoras. Como muchos, he tenido oportunidad de ver los dos videos que en las redes sociales están circulando en los cuales aparece Andrei Karlov, el embajador de Rusia en Turquía, en el momento en que cae abatido por las balas de un terrorista islámico. Y advierto al hombre joven, exaltado, vestido de traje oscuro y corbata con escuadra en la mano, hacer una arenga sabiendo que su vida también se apagará en unos minutos.

Mevlüt Mert Atlintas, era un policía turco vinculado al grupo del religioso islámico Fethulla Güllen, alineado con Estados Unidos de América en el conflicto de Siria. Atlintas denunció los crímenes cometidos en la ciudad de Alepo, hoy ocupada por las tropas rusas que apoyan al presidente sirio Bashar al Assad. El asesinato de Karlov ocurrió cuando Rusia, Irán y Turquía se aprestaban a tener negociaciones sobre el conflicto en Siria. Puede especularse entonces que el asesinato pudo ser planeado por la CIA, para reventar cualquier acuerdo en dichas negociaciones o enturbiar las relaciones ruso-turcas.

El Conflicto en Siria es verdaderamente doloroso. Ente 2006 y 2015 ha costado la vida de 346,746 personas que han pagado así la disputa que mantienen los Estados Unidos de América, Europa Occidental y Rusia sobre un país que resulta estratégico para la expansión imperialista estadounidense en la región y vital para Rusia a efecto de no verse arrinconada. Pero Siria es solamente una pieza en el tablero. También está Irak que en el mismo periodo de tiempo ha presenciado casi 114 mil muertes por el conflicto geopolítico anteriormente mencionado. Se trata de una zona estratégica por el petróleo y porque su control cercaría a Rusia, si tomamos en cuenta a Ucrania en manos de fascistas pro occidentales y países árabes como la República Árabe Saudita.

En esta Navidad, sabemos que en México en el mismo lapso, se han observado 162 mil ejecuciones extrajudiciales y que en los últimos cuatro o cinco años, casi 29 mil personas han sido desaparecidas de manera forzosa. Es el costo de la llamada guerra contra el narcotráfico que ha sido infructuosa y no ha detenido la crisis de legitimidad de los distintos gobiernos neoliberales. Y qué decir de Guatemala, cuando arribamos a los 20 años de haberse firmado los acuerdos de paz. Entre 2003 y 2015, según el Grupo de Apoyo Mutuo, casi 29 mil personas han desaparecido mientras que entre 2001 y 2015 casi 79 mil han sido asesinadas.

Nada nuevo bajo el sol. El mundo occidental siempre se ha debatido entre baños de sangre propiciados por los más aviesos intereses y un discurso de amor y paz en esta época navideña. En estos días, he recordado cómo en 1966 estaba viendo por televisión a un coro de cadetes de Westpoint cantar villancicos que hablaban de amor al prójimo y de hermandad. Mi padre se acercó al lugar donde yo estaba y después de presenciar un rato el espectáculo dijo: “Son los mismos que ahora están matando gente en Vietnam”.

Nada nuevo bajo el sol. El mundo occidental siempre se ha debatido entre baños de sangre propiciados por los más aviesos intereses y un discurso de amor y paz en esta época navideña.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Carlos Figueroa Ibarra
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