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Crisis en el Sistema Penitenciario I

Los míseros sueldos más la ausencia de una carrera penitenciaria son el escenario perfecto para que la corrupción florezca.

María Aguilar

La fuga de Marixa Ethelinda Lemus Pérez, alias la Patrona, retrata la estructural corrupción y debilidad de las instituciones del Estado, lo que debe de llevar al gobierno a una urgente reforma que pasa por tecnificar el Sistema Penitenciario.

Lemus Pérez –acusada de liderar una banda dedicada a secuestros, extorsiones, asesinatos y trasiego de drogas, incluía a policías en su organización– se encontraba recluida en la Brigada Militar Mariscal Zavala cumpliendo una condena de 94 años, por delitos de asesinato, plagio, secuestro y asociación ilícita, a los que fue condenada en 2015. Adicionalmente, Lemus enfrentaba un nuevo proceso por el asesinato de su esposo, Álvaro Alfonso Mejía Estrada, crimen ocurrido en 2014.

El caso de Lemus, similar al de Byron Lima Oliva –militar acusado y juzgado por ser uno de los autores materiales del asesinato de monseñor Juan José Gerardi en 1999– son procesos paradigmáticos. Por un lado, son aberraciones institucionales que develan las intrincadas redes y los sistemas de privilegios en las que personas privadas de libertad operan. Por otro lado, demuestran lo normalizada que está la impunidad en la población nacional. No es necesario recalcar que antes del caso “La Línea”, en 2014, la CICIG había develado la existencia de una estructura criminal que involucraba al director del Sistema Penitenciario, en ese entonces, Edgar Camargo y a Byron Lima, responsables de realizar cobros ilegales y poseer negocios en las cárceles del país. Entonces, nadie se indignó porque un militar, cumpliendo condena por asesinato, acumulara una millonaria fortuna y ejerciera influencia en el Estado desde la cárcel.

Hoy la historia se vuelve a repetir en el caso Lemus, al igual que con la red criminal de Lima, su fuga no ha servido para que las autoridades actúen inmediatamente y replanteen cambios estructurales y técnicos dentro del Sistema Penitenciario. Por eso, el arresto y posterior envío a prisión de ocho de los guardias no sorprende, especialmente porque en 2015, los agentes del Sistema Penitenciario entraron en huelga reclamando un aumento salarial a los Q1 mil 400 que aducían devengar. Los míseros sueldos más la ausencia de una carrera penitenciaria son el escenario perfecto para que la corrupción florezca.

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

María Aguilar Velásquez
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