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Fragmento de la entrevista realizada a Carlos López en el libro Con-versatorias III, Entrevistas a poetas mexicanos nacidos en los 50.

Entre tus facetas de editor y poeta, ¿en cuál has centrado tu mayor interés?
Casi todo el tiempo se lo dedico a la edición, que absorbe la mayor parte de mi energía. Esta actividad es formativa, pues editar durante 38 años consecutivos me enseñó más que la universidad. Ahí comprobé que la práctica es el origen y fin del conocimiento. Es un proceso cotidiano, además. Muchas de las normas que guían mi trabajo de editor las he creado a partir de las erratas y errores de los libros que he leído y corregido. Hay luz en la oscuridad, diamantes entre la basura.

En tu libro Almendranada dices: «De lejanas tierras vino/ el espíritu a visitar sueños/ mortificados por las ausencias». ¿La poesía es algo lejano para el hombre?
No, es muy cercana a los seres vivos. Está en todos los actos que se hacen con amor, con generosidad, con pasión, de manera consciente o inconsciente. La poesía está en la naturaleza, en todos lados, en las cosas pequeñas, terribles, en la miseria. Sólo hay que descubrirla. Sin ella no podemos vivir. Nos acompaña, nos reconforta.

¿Cómo edita un editor, que también es poeta, sus poemas?
Con pena, pero de vez en cuando no está mal que uno también publique lo que escribe y corrige con tanto esfuerzo. Esto no justifica que cada poeta ponga su editorial para dar a conocer su trabajo. Las editoriales no son casas de beneficencia y primero ven el interés económico. Una rápida mirada al catálogo de las editoriales grandes (por el tamaño y el capital invertido o por los negocios que hacen con los gobiernos) permite asegurar que no les interesa la poesía. La poesía no se vende; los poetas, sí. Da pena el revuelo que provocaron los indigentes culturales en días recientes sólo porque Notimex dio a conocer una lista parcial de vividores a costa del gobierno. Es impresionante la danza de los millones. Hay personas que jamás han trabajado. Desde que tuvieron edad para hacerlo, pidieron la beca de jóvenes creadores; luego, la de creadores artísticos; luego, la de creadores eméritos. A eso hay que agregar los premios que se reparten siempre los mismos.

Hay luz en la oscuridad, diamantes entre la basura.

Carlos López