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Cómo alcanzar un crecimiento inclusivo en Guatemala

Santos Barrientos
santosbarrientos3@gmail.com

Es innegable que Guatemala posee grandes concentraciones de recursos naturales, grandes potencialidades jóvenes que comprenden el 70 por ciento de la población, grupos étnicos y multiétnicos que llegan a propiciar un país con potencialidad para satisfacer las bocas hambrientas que alcanzan el 59,8 por ciento de la población; las llamadas periferias pobres.

La omnipotencia del Estado ha confundido la unidad con la unanimidad. El poder se encuentra petrificado y divorciado de las personas. Guatemala sigue enferma del anacronismo que la traslada a una desaceleración económica y un dinamismo un tanto desproporcional para aquellos que tienen los medios de producción y los que ejecutan esos medios con la mano de obra barata del país, que las hay de amontones.

Las ajenidades, la economía informal del país tiene un crecimiento alarmante, más del 80 por ciento de los jóvenes que se gradúan de diversificado y no encuentran un empleo de acuerdo a su capacidad ingresan en el informalismo, lo que quiere decir que más del 80 por ciento no cuenta con segura social y con derechos laborales justos y equitativos.

Según el informe de perspectivas económicas de América Latina y el Caribe (ALC)  es necesario crear un vínculo fuerte entre empresarios y trabajadores, reforzar el capital humano y las competencias laborales, entre otros. Lo importante es no subsistir con un modelo económico magro e inhóspito. Es necesario incentivar políticas fiscales sólidas, incentivar la inversión en momentos complicados como el nuestro pero, eso sí, con condiciones laborales justas.

Dentro de las políticas fiscales se pueden utilizar dos grandes canales importantes y que sirven de medidores de gastos públicos e ingresos sobre el PIB: el multiplicador del producto y el multiplicador del ingreso. En el tema de reforzar el capital humano y las competencias laborales puede parecer una quimera pero que en otros países lo han logrado; en primer término eliminar ese “circulo vicioso” que desincentiva la educación y empezar a fomentar los técnicos, las capacitaciones dentro de las empresas y ejecutar la adecuación de perfiles a los puestos de trabajo. Guatemala presenta una de las grandes brechas en términos económicos y sociales: entre la oferta de competencias y habilidades y la demanda, lo que repercute en la alta informalidad laboral (Perspectivas económicas de ALC, 2017).

A corto plazo Guatemala debe buscar una unanimidad entre sectores, se debe invertir en la promoción de programas educativos altamente eficientes y en la educación técnica y vocacional. Para esto es indispensable que exista la cooperación público-privada; no es una opción, es indispensable.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Santos Barrientos
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