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¿CICIG o no CICIG? un falso dilema

Lo cierto es que la lucha de la CICIG no va a transformar la realidad económica de este país.

Marcela Gereda

Hoy nuestra sociedad se debate si la CICIG debe quedarse o irse. Ante la actual crisis solo vemos cómo cada sector vuelve a sus trincheras, sin capacidad de analizar y ver el problema de fondo: que la lucha contra la corrupción no es la causa de los males de nuestro país, sino el efecto de un sistema corrupto que para funcionar y mantenerse, necesita de un Estado corruptible.

Es decir, Guatemala desde sus inicios se constituyó sobre la base de un sistema injusto y excluyente. Y si fuéramos honestos con nosotros mismos, todos, estaríamos perseguidos por la CICIG porque de diferentes maneras hemos alimentado ese sistema corrupto del que ahora nos quejamos.

No vemos que la corrupción no ha sido únicamente una práctica individual, sino un modelo que hemos legitimado. La corrupción ha sido parte inseparable del sistema. Tampoco queremos pensar que es el sistema el que produce la corrupción y no la corrupción la que produce al sistema.

Y ahora, de forma cínica, los políticos pelean por mantener un pacto social en el que ellos pueden seguir saqueando las arcas del Estado: mientras Jimmy Morales gasta decenas de miles de quetzales en anteojos y chicharrones, aquí la mitad de los niños menores de cinco años padece desnutrición. Guatemala es uno de los diez países más desiguales del mundo. Según la CEPAL, tenemos el índice de pobreza más alto de América Latina, solo nos gana Honduras.

Vivimos un mal que corroe y compromete la vida futura del país porque la mayoría de la gente no vive, sino sobrevive con el agua al cuello.

Lo que aquí acontece es una economía que doblega a las grandes mayorías a la desesperación de cómo llegar a fin de mes. Madres solteras padecen al no poder comprar las medicinas o los libros escolares de sus hijos, mientras se mantiene y reproducen los privilegios de una minoría.

¿Tienen los cuadros políticos o las elites económicas una propuesta económica para trasformar esta economía de subsistencia?, ¿está la iniciativa privada en capacidad de generar unos cinco millones de empleos de aquí a los próximos cinco años?

Por supuesto que no. Por ello como ciudadanos debemos empezar a crear las condiciones para salir del falso dilema de si CICIG o no CICIG, porque lo cierto es que la lucha de la CICIG no va a transformar la realidad económica de este país porque siempre aparecen nuevas clicas de políticos mafiosos para ocupar los puestos que han quedado vacantes por los políticos detenidos.

Escuchar el miedo repetido por muchos de que este país está a días de volverse Venezuela solo responde a una manipulación creada como estrategia para desinformar. Así el poder desde sus net centers emite bloques de desinformación que causan pánico en la gente viviendo en espectros ficticios.

¿Dónde está nuestra esperanza?, ¿qué esperanza crea la derecha?, ¿y qué esperanza crea la izquierda? Ninguna.

Creo que nuestra esperanza no está ni en la izquierda ni en la derecha, sino en nuestra posibilidad de asumir que lo que debemos de transformar es el sistema económico, es decir, tener un plan para poder generar empleo, salir de esta economía de privilegios de una minoría y subsistencia para las mayorías. ¿Cómo se hace eso?

La respuesta solo puede venir desde adentro y desde algo colectivo. Ningún cambio impuesto desde fuera puede ser duradero mientras no se cambian las estructuras ni se refunde el contrato social que ha marcado la vida desigual y excluyente de la sociedad guatemalteca. Cada sociedad debe generar la respuesta a sus problemas y a sus demonios.

Dos cosas son imprescindibles para iniciar esa respuesta: hacer la paz con nuestra Historia y entender que el bienestar individual solo puede lograrse a través de la búsqueda del bienestar común.

Mientras sigamos negando y sesgando la Historia, y sigamos creyendo que el bienestar individual es independiente del bienestar común, solo agrietaremos más al país. Es importante que veamos que al único que le conviene la polarización actual en torno a la CICIG, es al crimen organizado quien ve esta división como su gran oportunidad de ser aún más amo y señor de nuestro país.

Nuestra única esperanza es salir de la polarización porque esta no edifica. Construir una nueva economía capaz de ofrecer a todos los sectores empleos debe ser el reto de nuestro nuevo pacto social y político.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/02/05/cicig-o-no-cicig-un-falso-dilema/]
Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Marcela Gereda
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