Cara de Ángel (Miguel Ángel Asturias, los asesores de gobierno y la maldad pura)
Javier Payeras
Hace cuatro años, el escritor peruano Salvador Luis Raggio me pidió un relato para La banda de los corazones sucios, libro que reuniría a autores de México, Argentina, España, Bolivia, Uruguay, Perú y Guatemala alrededor de un tema: La maldad en su estado puro.
Luego de darle vueltas y vueltas al tema, pensé que hablar de “la maldad” era muy complicado.
Los lugares comunes siempre nos llevan al asesino y a la víctima; a la risa magnetofónica del supervillano o al enfermo yonqui de sangre y depravación… algo más que superado por las noticias que engordan las páginas de los diarios guatemaltecos. Así que fui en busca de algo que representara muy bien nuestros males pasados y presentes: los asesores de estrategia política.
Regresé a mi destartalada edición de El Señor Presidente que leí en bachillerato. Su letra pequeña y en papel periódico me acompañó durante dos meses. Repasé el libro una y otra vez, pero no fue el Señor Presidente quien me cautivó, sino su hombre de confianza: Miguel Cara de Ángel. Operador tras bambalinas y hábil manipulador, su personalidad fue la base para el relato que luego enviaría a mi querido antologador. El color exacto de la mandarina.
Mi cuento de diez páginas fue el resultado de una lectura voraz de la novela de Miguel Ángel Asturias que a la quinta lectura, comenzó a palidecer ante mis ojos; se hizo gradualmente ingenua ante la realidad latinoamericana llena de caras de ángel por doquier.
Mi relato se da en el presente y su personaje es un sofisticado Ph.D graduado en una reconocida universidad estadounidense que vuelve a Guatemala para incorporarse a las filas de un gobierno populista, con la consigna de fraguar un golpe de Estado desde adentro y así entronizar a la oposición política criolla.
De no ser por este cuento, jamás habría entrado en el universo asturiano. Su lenguaje y sus personajes se hacen vivos, pero sobrepuestos en un tiempo donde lo único que ha cambiado son los letreros y los vendedores informales de telefonía celular que sobreabundan en el Portal del Señor.
Fuente: [http://soledadbrother.blogspot.mx]
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