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Dejado de ruidos, Carlos Illescas retoma la palabra.

Dejado de ruidos, Carlos Illescas retoma la palabra es la huella de las conversaciones de José Luis Perdomo Orellana con Carlos Illescas en el transcurso de dos años, 1996 a 1998. El libro fue publicado por Editorial Praxis en su época de Resistencia Poética, finales de octubre de 2016, en la Ciudad de México. A continuación algunas líneas del libro.

«En los periódicos, la frecuencia con que aparecían nombres de fusilados era pavorosa. Cada vez que se preguntaba por alguien, éste había sido ajusticiado. Entre otros recuerdos, frente a mi casa pasaban en romería los macheteados en tapezcos; pasaban también en cordillera los presos, y uno sabía que éstos no regresarían porque los llevaban a leyfurgarlos.

Si a esto le agregamos las leyendas del barrio, no es necesario que yo diga Guatemala. Antes de mencionar su nombre, ya había aprendido la verdadera connotación de la violencia. Después, la palabra Guatemala sería un sinónimo natural de muerte.»

«En mi casa había belleza, eso es lo que yo siento. En mi casa no había fealdad. Y había milagros de verdad.»

«Tuve una suerte pésima cuando fui niño, porque si jalaba una mesa se rompía y le caía en el pie a alguien y también le rompía el pie.»

«Él siempre soñó con que yo sería el nuevo Gómez Carrillo. Miguel Ángel Asturias no muy le gustaba, por borrachote y porque era visto como muy entregado al ubiquismo.»

«En Guatemala –por razones que sería interesante averiguar desde un punto de vista sociológico– beber está implícito a la nacionalidad, una nacionalidad prepotente, de la cual se originan expresiones apotegmáticas: <<El que no chupa es hueco>>…»

«Guatemala encuentra en Árbenz un héroe de muchos siglos y muchos momentos. Mostró el camino, a todos los americanos, para tratar de sacudirse el yugo que fue y es el imperialismo.»

«Renato Leduc era una especie de atractivo del Distrito Federal, como lo fueron Diego Rivera, Lombardo Toledano y no tanto Siqueiros. Venir a México y no escuchar un discurso de Lombardo Toledano era similar a no ver el Monumento a la Revolución, no conocer el Bosque de Chapultepec o la Basílica de Guadalupe.»

«El amor nos nacionaliza, nos quita lo extranjero, porque si algo tiene el amor es eso: llegar a la tierra de todos. Aquí estamos en calidad de Adán y Eva y cada quien hace su paraíso.»

«Ahora me doy cuenta de que en Guatemala habité sólo tres direcciones, y aquí en México he estado en treinta rumbos distintos o más. Toda una diáspora, mi diáspora, la cual me ha enseñado una cosa central: qué difícil es la libertad.»

«Cuando hablamos nosotros de exilio es más que la melancolía; éste es uno de los valores más altos del espíritu, la razón y la humanidad.»

«Quizá algún día se sepa bien la tristeza que produce Guatemala, que dio la mejor gente que uno puede imaginar sobre la tierra: locos, borrachos, místicos.»

«Pienso que tan Guatemalteco es Mario Monteforte Toledo como Miculash, el hombre más detestable y más horrible que ha dado Guatemala y que muy bien podría ser el símbolo de los militares.»

«Yo creo que el hombre es un exiliado. Un exiliado de todo. Lo que uno quiere nunca le llega. Eso es para mí el exilio. Ahora bien, hay un exilio en el exilio, tal es el caso del trasterrado.»

«Para empezar, yo no me considero poeta. Me siento un experimentador con palabras.»

Si deseas adquirir el libro lo puedes hacer en Editorial Praxis (da click sobre el enlace).