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Américo, una vida de coherencia, esperanza y lealtad

Ejerció su lucha por la social-democracia con una dignidad inquebrantable y una honestidad indecible.

Marcela Gereda

En medio de este tiempo político de juventudes esperanzadas y desilusionadas ante nuestro país y hordas de activistas medias tintas de la political correctness, él, desde su trayectoria y su trinchera, supo mantenerse firme y leal a su ideología y a sus convicciones políticas.

Atravesado por el espíritu crítico y pleno de la justicia de quien quedó templado por la Revolución de Octubre de 1944; desde entonces y hasta su último respiro entregado a la lucha social y a la defensa de las libertades ciudadanas, Américo Cifuentes, gastó sus días intentando construir esperanza para la búsqueda de un país justo.

Oriundo de Huehuetenango, dirigente estudiantil y cofundador del FUR (Frente Unido de la Revolución) junto a su maestro y amigo Manuel Colom Argueta y Adolfo Mijangos, este dirigente estudiantil de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos, empleó su vida al trabajo de llevar la social-democracia a sus últimas consecuencias.

Ejerció su lucha por la social-democracia con una dignidad inquebrantable y una honestidad indecible. Fue un hombre completo, nunca fragmentado. Siempre franco y abierto a la risa, al abrazo, a la amistad.

Con pausas y ausencias, junto a buenos amigos y compañeros, con Américo compartimos desde 2008 la preocupación por comprender este territorio donde vivimos y por retomar el afán por la justicia social. Juntos participamos en conversatorios, encuentros, diálogos, cineforos, presentaciones de libros y hasta coincidimos en el utópico proyecto de cambiar el nombre de Aeropuerto La Aurora a Aeropuerto Manuel Colom Argueta.

Fue en el aniversario del 20 de octubre del 2008, que se llevó a cabo el “Primer Conversatorio Político Intergeneracional” buscando construir una sana comunicación política intergeneracional capaz de promover una tradición de lucha. Y fue él, Américo, quien nos bautizó como “Grupo Intergeneracional” sintetizando el encuentro entre edades, vistas del mundo y experiencias, al servicio de una conciencia crítica y radical para comprender la realidad. El punto de partida fue buscar la capacidad crítica como ejercicio que se cultiva con deliberado esfuerzo y disciplina: el entendimiento crítico de nuestra circunstancia concreta.

Con una sencillez envidiable, Américo marcó a los que estuvimos cerca de él, con una trayectoria hecha de coherencia y de lealtad hacia sus convicciones políticas y sus compañeros de política.

En mayo del año pasado se le otorgó un merecido homenaje con la orden del Clavel Revolucionario en el MUSAC. Y fue en noviembre del año pasado que presentó un libro sobre sus memorias.

Américo Cifuentes tuvo una vida de lucha desde donde decir. No vio su sueño de una Guatemala sin divisiones sociales, pero su legado es acaso intentarla construir.

Dice don Amílcar Méndez, activista de Derechos Humanos que recuerda a Américo como “un luchador social de definición, de historia, de ideología y de principios y quien luchó y soñó con la unidad de la social-democracia”. Lo recuerda participando activamente en la alcaldía de Manuel Colom Argueta en los setenta. Luego en el exilio en Tegucigalpa, participando en las negociaciones de Paz, y participando por demandar libertades ciudadanas.

Agrega don Amílcar: “La diferencia entre los políticos de ahora y esa vieja escuela es que nosotros nos formamos, estudiamos la realidad, nos capacitamos políticamente. Pero hoy hay una desnaturalización absoluta de la función de la política: la convirtieron en un negocio. El problema de fondo es que está agotado el sistema de partidos políticos. Nos sentimos huérfanos políticos porque nosotros sí tenemos una ideología y una historia definida. Aquí esto de la política, se ha vuelto un gran caos en el que no sabemos ni qué hora es, ni a qué hora va a amanecer”.

Junto con Américo, Yolanda Colom y Heini Villela presentamos el libro de la vida de Manuel Colom Argueta en el Paraninfo de la Usac. Al finalizar la presentación varios estudiantes gritaron al unísono “Meme Colom vive”, advertí la emoción de Américo haciendo vivir a su amigo a través de su vida.

La última vez que vi a Américo fue en las protestas del año pasado. Demandaba aquello por lo que luchó toda su vida: una reforma estructural del Estado y del sistema político, la emancipación de las mayorías y la modernización de la economía. Hoy desde su misma trinchera volvemos a alzar la voz para decirle “Américo vive”, y vivirá en la Guatemala más justa que queremos construir.

Ejerció su lucha por la social-democracia con una dignidad inquebrantable y una honestidad indecible. Fue un hombre completo, nunca fragmentado. Siempre franco y abierto a la risa, al abrazo, a la amistad.

Fuente: elPeriódico [http://elperiodico.com.gt/2016/02/29/opinion/americo-una-vida-de-coherencia-esperanza-y-lealtad/]

Marcela Gereda
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