Mario Roberto Morales
Si la facción oligárquica dionisista ―junto a su coro de oenegés progres y “moderadas”― se está centrando en cobijarse bajo el alero de Kamala Harris para continuar su lucrativa lucha sin fin contra la corrupción y la impunidad (sin siquiera aludir a su causa: el sistema económico oligárquico), la facción arzuista se ha centrado en secuestrar por completo el sistema de justicia, con el único obstáculo de que la USAC eligió como su representante ante la Corte de Constitucionalidad (CC) a una magistrada que no se aviene a los planes arzuistas de lucrar con el Estado y de paso procurar la impunidad a los criminales militares y de cuello blanco que infestan la vida económica y política local. En consecuencia, el arzuismo ha enderezado sus baterías en contra de la USAC por medio de su conocida lucha legalista (amparos, denuncias, etc.), esta vez utilizando a la dirigencia corrupta del Ministerio Público para acusar al Consejo Superior Universitario (CSU) de delirantes delitos por la sencilla razón de haber electo libremente a su representante ante la CC.
El instrumento es legalista, pero el objetivo es político y tiene que ver con intervenir “legalmente” la universidad ―esta vez sin tropas, a diferencia de 1981― y avanzar en el gran sueño neoliberal de privatizarla; un proceso que prospera mediante préstamos impagables de organismos financieros internacionales, donaciones de tecnología comunicacional e introducción de modas pedagógicas neoliberales como la del “emprendedurismo” y las competencias a-críticas.
Estamos ante un ataque a la autonomía universitaria y la educación pública, de la cual la USAC es el último bastión. Esto quiere decir que ―a pesar de que ciertas estructuras del arzuismo se hayan infiltrado en ella y la controlen― gracias a su autonomía la USAC sigue siendo la única y última institución democrática del país en la cual el ejercicio de la libertad de pensamiento y de expresión florecen y dan fruto a pesar del acoso constante que sufre por parte del neoliberalismo y la oligarquía en sus dos expresiones: el arzuismo y el dionisismo. La ultraderecha arzuista pretende ―por medio de esta presión al CSU― que éste aborte su propuesta de representante ante la CC y que en su lugar elija a una pieza afín a los planes de este “pacto de corruptos”, que es como el oligárquico dionisismo oenegista llama a la facción arzuista de la oligarquía. Como se ve, estamos ante una pugna intraoligárquica sin oposición, a no ser por el simulacro de ésta que pone en escena la “sociedad civil” dionisista sufragada por Soros y otras fuentes del capital especulativo.
Ante esto, ¡cuánta falta hace un movimiento estudiantil aguerrido! ¡Cuánta falta hace un sindicalismo que defienda la educación pública! ¡Cuánta falta hace una organización popular no financiada por la cooperación internacional! En fin, ¡cuánta falta hace un frente de docentes y egresados que proteja al Ama Mater de este intento de intervenirla y destruir así la última institución democrática-popular que nos queda!
Es hora entonces de que toda la comunidad universitaria se organice y actúe. Porque además esta es la gran oportunidad de acabar con el reinado del arzuismo en la universidad convocando a unas elecciones limpias de nuevas autoridades universitarias. No se trata sólo de buscar el aval de Kamala Harris para que, como el Chapulín Colorado, nos defienda del arzuismo y nos ponga en manos del dionisismo. ¡Se trata de que llegó la hora de recobrar la universidad!
Publicado el 05/05/2021 ─ En elPeriódico
Fuente: [https://mariorobertomorales.info/]
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