Como el agua que se hace gas y se evapora
ante el calor que envía el sol;
que se eleva por los aires presurosa
y se condensa en una nube, es este amor.
Que si el sol quema tu rostro, con sus rayos, ¡inclemente!
con el viento que bien sopla cubrirá
con una sombra refrescante
el resplandor del alto astro en tu cabello y gran alivio te dará.
Si yerma fuera acaso la tierra de tu jardín
y la dureza de la tierra impidiera a los rosales retoñar,
yo, la nube, en lluvia entonces cambiaría para mojar el suelo y permitir
que las flores ¡todas! nazcan y que muestren sus colores para ti.
Como el fuego que crepita alegremente en la fogata del hogar,
que, si hay frío, te calienta por las noches
que congelan pensamientos y deseos; la pasión y el desamor;
con mis brazos dulce abrigo te daré.
Si con furia un enemigo contra ti quiere luchar,
con mi espada, yelmo, escudo y armadura
sabes que puedes contar, y,
que como el bálsamo en las manos sanadoras, en tu herida, yo seré.
Pero, si esto fuera poco para tu voluble corazón,
quédate sin agua, nube y fuego;
sin mis brazos; sin mi espada;
que con mi protectora armadura media vuelta yo daré.
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