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Aproximaciones para un balance necesario

Rina Monroy
Área de Información Estratégica / IPNUSAC

Resumen
Durante los últimos cinco años Guatemala se ha movido entre el caos, la incertidumbre y sin rumbo; sin carta de navegación y solo con el faro de algunos indicios, en áreas específicas de la vida nacional, de que aún hay margen para timonear y enderezar la nave hacia un norte con mejor destino. Pero, tras un balance, también constatamos que las fuerzas oscuras que empujan hacia el naufragio a la sociedad, tienen aún suficiente poder para prevalecer.

Palabras clave:
Estado, sistema político, crisis, corrupción, poderes tradicionales.

Abstract
During the last five years Guatemala has been moving on between the chaos, uncertainty and without direction; without navigation chart only the light of some signs in specific areas of national life, wich indicate that still there is margin to maneuver and right the boat toward a forecast with better destiny. But after a balance, also we confirm that the black forces that push the society toward the collapse, have still enough power to survive.

Keywords
State, signs, crisis, corruption, proposal.

 

El signo de la corrupción

Los extraordinarios hechos de corrupción investigados y sometidos a proceso legal por el Ministerio Público y la Comisión Internacional contra Impunidad en Guatemala (CICIG) forman, quizá, el mayor huracán que está haciendo tambalear al sistema político nacional y está poniendo a prueba la hipótesis clásica de que un buen gobierno es, entre otras cosas, aquél que basa su desempeño en las leyes.

El descubrimiento de la amplia red de corrupción en las aduanas denominada La Línea, parecía no tener parangón en la historia nacional; pero seguidamente saltó al escenario el caso IGSS-PISA donde corruptos y corruptores se enriquecían a costa de la salud de los afiliados a la seguridad social; se sumaron también los casos de los Negociantes de la Salud; la concesión fraudulenta de los terrenos de la Portuaria Quetzal; la red de mantenimiento de plazas laborales fantasma en el Congreso de la República; la compra de granos básicos podridos por parte de las autoridades del Ministerio de Agricultura para distribuirlos a familias necesitadas; la solución mágica de agua salmuera para limpiar el contaminado lago de Amatitlán, y un interminable etcétera. Y el más reciente hecho salido a la luz pública, la inmensa red de corrupción articulada en el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda.

Durante todo en el período de 2012 a 2015, en el gobierno del Partido Patriota, y que hoy tiene en las cárceles a casi todo el equipo de gobierno del retirado general Otto Pérez Molina y de la ex reina de belleza Ingrid Roxana Baldetti, no hubo institución del Estado que no se haya visto contaminada por el crimen de la corrupción: los Ministerios y Secretarías de Estado, el Congreso de la República, el Organismo Judicial (pues una de sus magistradas titulares fue capturada y llevada a prisión, aunque después de ello fue defenestrada de su cargo), entidades autónomas o descentralizadas como el Registro General de la Propiedad, el Registro Nacional de las Personas, y la Superintendencia de Administración Tributaria, entre otras. Y los tentáculos se internan en la poderosa sociedad económica e involucra a grandes empresarios, sin importar si son constructores, financieros o “emprendedores” de la economía criminal.

El punto toral de este panorama es que la lucha contra la corrupción está en el núcleo de la coyuntura, los extraordinarios casos de corrupción no terminan de desvelarse y la institucionalidad del Estado no logra recuperar la confianza para su desempeño.

Expresiones de profunda crisis en el Estado

La sociedad guatemalteca quizá nunca había visto una situación de pérdida de prestigio y legitimidad en el organismo del Estado llamado a expresar el significado del sistema democrático mediante su amplia representatividad, como es el Congreso de la República.

De la legislatura 2012-2016 dos presidentes están presos, uno es fugitivo de la ley, y otro en libertad pero en la mira de la justicia; y una cantidad importante de diputados que constituyen alrededor del 20% de todos los parlamentarios, tienen pendientes con la ley o están en la cárcel, todos por actos de escandalosa corrupción.

Un Congreso con mal y escaso trabajo, nula credibilidad y legitimidad en el mínimo, tiene muy poco capital político para contribuir al sistema democrático y es factor contributivo de la ingobernabilidad del país; contribución negativa que se agrava cuando cuatro parlamentarios, usurpando la exclusividad del Presidente de la República para conducir las relaciones exteriores, firmaron un contrato con una firma de cabildeo estadounidense, para socavar el trabajo de la CICIG y tratar de reducir el papel de la embajada estadounidense en el país en el tema de la corrupción y el crimen organizado.

Por su parte, el complejo andamiaje del Organismo Ejecutivo se mueve entre la ineficacia y el incumplimiento de los deberes con los derechos más elementales de los guatemaltecos y guatemaltecas. El sistema político corrupto y clientelar tejido durante décadas y que ha sido el marco definitorio para el nombramiento de funcionarios y más de tres mil estratégicos cargos públicos, ha llevado a que las entidades del Estado tengan como pilar un servicio civil de medianía. La muerte de 41 niñas y adolescentes en el incendio del tristemente irónico Hogar Seguro Virgen de la Asunción, refleja el desconocimiento de las funciones y protocolos mínimos que deben observar los funcionarios, según el perfil de sus responsabilidades.

La baja ejecución presupuestaria de numerosas instituciones del gobierno central podría atribuirse a varias causas, pero según afirman los analistas calificados, se debe principalmente a la baja capacidad institucional y del servicio público encargado de realizar gastos, compras y formalizar los contratos del Estado, de llevar a cabo esos procesos cumpliendo las normas que aseguren la transparencia y la efectividad del gasto y las adquisiciones.

Durante décadas el Estado ha tenido un sistema, según los analistas, dotado de muchos mecanismos que fraudulentamente han hecho parecer que las compras y gastos oficiales se realizan mediante procesos correctos y transparentes. Pero ahora que la persecución de la corrupción se ha acentuado, no existe capacidad de ejecución correcta, porque eso no es lo que aprendieron los servidores públicos en quienes se confían las compras y contrataciones.

Solo para referir un par de ejemplos. Es contradictorio que el Ministerio de Desarrollo Social, encargado de proporcionar apoyo a la población socialmente vulnerable del país, que vive en condiciones de miseria, solo haya podido ejecutar cerca del 15% en el período de siete meses, de enero a julio.

O que el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda, en ese mismo lapso solo haya gastado cerca del 22% de su presupuesto, cuando el sistema de carreteras del país se encuentra en una situación calamitosa. Las dificultades para gastar el dinero público dentro de un marco de cumplimiento de las leyes de transparencia y estándares de eficacia, explican los intentos gubernamentales de crear marcos legales de excepción o calamidad para sacar de la parálisis a la gestión pública.

El sistema político se resiste a los cambios

Desde hace ya varios años, el conjunto de particos políticos (en Guatemala parece más apropiado conjunto, que sistema) dejó de ser objeto de análisis público, a no ser como objeto de estudios específicos de ciertas instituciones de investigación.

Como sociedad ya nos convencimos que son maquinarias electorales que procesan grandes cantidades de recursos lícitos e ilícitos para competir por el poder del Estado, sin más ideología que el interés de hacerse con el poder para beneficio individual y sin más programa que los propósitos de saquear las arcas del Estado.

Por ello es importante retomar ese tema, tanto desde la perspectiva legal como del debate público, para aportar algo a los esfuerzos por mejorar la participación política inmediatamente futura.

Pero el punto importante en este contexto es el sinnúmero de obstáculos que afrontan las reformas constitucionales dentro del Congreso de la República, para su aprobación. Es el conjunto prostituido de partidos políticos, y sus representantes en el Congreso, quienes se resiste a los cambios, y especialmente, a ser sustituido por otro que lidere la salida de la crisis de estatalidad en la que sumergieron al país.

A la vez, las señales y resultados positivos que emanan del trabajo sistemático del Ministerio Público y la CICIG, no son suficientes para construir Estado, sociedad y desarrollo, pues se trata de esfuerzos y resultados en un solo ámbito de la vida nacional, el de la justicia, pero no de toda la justicia, sino únicamente la relacionada con el uso de los recursos públicos y la persecución de las redes asociadas a un parte del crimen organizado.

Por una parte, el pilar central para construir Estado, sociedad y desarrollo está constituido por la relación necesaria entre solidez institucional y políticas públicas, que es de lo que carece el Estado y sin perspectivas de agenciarse de ello. Por otra parte, ningún Estado puede desarrollarse solo con la influencia de la tutela externa, como es el caso del respaldo de la CICIG, aunque esa tutela se enmarque en el tipo de intervención externa positiva.

Es decir que, el Estado, visto como la integración de sus organismos, carece de líneas básicas que orienten por dónde encaminar la gestión pública, y tampoco hay visos de que vaya a tenerla. Domina un caótico y neblinoso día a día.

Mientras tanto, cerca de 10 millones de guatemaltecos, entre mujeres, hombres, niños y niñas, luchan por sobrevivir a la pobreza; millones de guatemaltecos y guatemaltecas se enfrentan a la inseguridad en las calles y en el transporte público, y a las extorsiones de las pandillas juveniles. También, cerca de 5 millones de trabajadores (el 68% de los ocupados del país) se crean cada día su propio empleo, ante la imposibilidad de encontrar un trabajo formal y seguro.

Seguramente ello mismo empuja a miles de connacionales (mayores y menores de edad, hombres y mujeres) a abandonar su tierra natal y familia, para buscar, apostando incluso a perder su propia vida en una feroz travesía de miedo, el sueño americano. Difícil no llorar al constatar que más de un joven únicamente dejó, en algún fatídico lugar, la huella de un documento de identidad que una vez le otorgó la categoría legal de guatemalteco. Y con esa responsabilidad moral carga el sistema político corrupto que ha cooptado al Estado y empuja mezquinamente hacia el fracaso a la sociedad.

Los guatemaltecos y guatemaltecas no viven en la ficticia Ciudad Gótica de Batman, ni cuentan con un superhéroe que se aparezca por las noches para rescatarla de la perdición. Es la realidad con la que carga cada persona que estudia, trabaja o busca cómo ganarse la vida en la cotidianidad de las calles.

Y lo más crítico, viendo en perspectiva el conjunto de la gestión pública para los siguientes años y la competencia electoral para el próximo cambio de gobierno, no hay fuerza u organización política, o cuando menos, un líder solitario, que ofrezca una alternativa lúcida para empezar a andar el camino de la solución a nuestros grandes problemas que invaden el sistema vital del país. En contrario, los poderes tradicionales dan claras muestras de poseer la fuerza suficiente para sobrevivir, a pesar de los golpes recibidos.

Parece que es la hora de rescatar o develar la reserva moral de aquellos individuos y de las pocas entidades que aún no han caído en el deterioro, para que planteen e impulsen una propuesta de salida, y que pueda ser respaldada por la sociedad.

Por ahora nos encaja como anillo al dedo la interrogación popularizada por el programa cómico El Chavo del 8: “¿y ahora, quién podrá defendernos?”.

Referencias bibliográficas

Gutiérrez, Edgar (2016) La plaza ciudadana: actores y contextos de la crisis política de 2015. Guatemala: IPNUSAC.

Instituto Nacional de Estadística (2016) Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2014. Guatemala: INE. Accesible en https://www.ine.gob.gt/sistema/uploads/2016/02/03/bWC7f6t7aSbEI4wmuExoNR0oScpSHKyB.pdf

Instituto Nacional de Estadística (2016) Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos 3-2016. Guatemala: INE. Accesible en https://www.ine.gob.gt/sistema/uploads/2017/04/26/bpu4sJ2rL4mxLSZXS6ZUf1Pbg04fdO1d.pdf

 

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