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Apoyo al procurador

Ricardo Barrientos

Que un grupo de diputados del pacto de corruptos haya querido manipular los sentimientos de la grey católica en contra del procurador de los derechos humanos es burdo y muy sucio.

Los católicos que se hayan sentido ofendidos por la manifestación feminista tienen todo el derecho de protestar y de pedir respeto. Quienes organizaron la marcha sí que están obligadas a escuchar esas protestas y demandas de respeto sin que se les limite su derecho constitucional a la expresión libre y quizá también a reflexionar sobre si su objetivo de provocar para generar los cambios justos y legítimos que el feminismo reclama se está logrando con mensajes que pueden resultar ofensivos para otros. Tanto derecho tienen las feministas a marchar como los católicos a pedir respeto.

Me parece que estos son los términos en los que una sociedad democrática abordaría la controversia que ha causado la marcha feminista. Sin embargo, el hecho de que el procurador de los derechos humanos, Jordán Rodas Andrade, estuviese presente en la plaza central en el momento en el que pasaba la marcha y de que se le hayan tomado fotografías con el estandarte de la poderosa vulva de fondo fue una oportunidad que aprovecharon los grupos enemigos del procurador.

Con evidente exageración y sesgo, los enemigos del procurador no tardaron en vociferar escándalo por la «participación», el «apoyo», y algunos, hasta porque él «organizó» la marcha feminista. Esto, pese a que el mismo Rodas ha repetido hasta el cansancio que su presencia en la plaza se debió a su participación en la conmemoración de la tragedia del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, y no en la marcha. Además, declaró públicamente que consideraba que la marcha sí resultaba ofensiva para los católicos. La misma Conferencia Episcopal de Guatemala ha salido al paso para cuestionar el ataque contra el procurador.

Por eso es que no se puede más que especular las verdaderas razones por las cuales un grupo de diputados del pacto de corruptos se haya prestado a citar al procurador Rodas al Congreso e intentar destituirlo. Quizá sea el resentimiento porque haya sido él quien interpuso el amparo clave para evitar la expulsión de Iván Velásquez, como la más notoria de muchas acciones de apoyo a la lucha contra la corrupción y la impunidad, o porque ha demostrado interés por las comunidades afectadas por las industrias extractivas, o quizá porque no descalifica a priori como delincuentes o terroristas a las organizaciones campesinas y populares. En fin, la labor de Rodas al frente del PDH ha demostrado independencia y compromiso con su mandato, lo cual genera molestia en las huestes rancias del pacto de corruptos.

Como es natural, a las pocas horas de que las fotografías se divulgaran en las redes sociales, la manipulación malintencionada surtió un efecto inicial y generó enojo y descontento, lo cual se reflejó en que el pacto de corruptos lograra los votos en el Congreso para citar a Rodas. Pero, cuando las cosas fueron aclarándose y se reconfirmó que Rodas no había participado en la marcha ni la había apoyado ni organizado y que se encontraba allí para un fin plenamente legítimo y acorde a su mandato, la conmemoración de la tragedia de las niñas de hace un año, la reiteración en la opinión pública del apoyo a Jordán Rodas no se hizo esperar y se ha manifestado de forma masiva.

La polémica desatada por la marcha feminista es real y merece ser abordada con la debida madurez democrática, propia de un debate de altura respecto al derecho de libertad de expresión y el respeto como uno de sus límites. Pero no con la charlatanería pseudofundamentalista con la que se ha planteado la intención de destituir al procurador.

Fuente: [https://www.plazapublica.com.gt/content/apoyo-al-procurador]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

José Ricardo Barrientos Quezada
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