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Alfil negro II

Danilo Santos
El que antes era alfil ahora es peón igual que sus “caballos” y demás piezas de colección… El saltimbanqui que entretenía burdamente las partidas se ha estrenado como alfil y para no extrañar gags, maromas y personajes, se quedó del lado de las piezas negras marchando alegremente el treinta de junio. En derredor otros asumen el circo y los nuevos jugadores intentan ser serios sin lograrlo; hacen un movimiento con autoridad, garbo y apretando la comisura de los labios en señal de desprecio: luego reculan con el ceño fruncido desperdiciando su turno y volviendo a hacer las micadas de siempre en el trapecio.

Mientras unos se estrenan y otros se van, estos estrategas encumbrados se juegan todo lo que apostamos en las esquinas; pisto, muertos y lo que nos quede entre el corazón y bambalinas. Para disimular las apuestas que importan, tiramos la taba en calles polvorientas, los naipes en los velorios (que son muchos), y en el puerto las fichas de dominó. Compramos bolido o charada: a ver si nos cambia la suerte.

En la avenida reforma apuestan por el “negrito lindo” aunque a veces se arrepientan. Entre sueños marciales, añoranzas stanislavskianas y la calamidad pública, el nuevo alfil decepciona como el conejo Blas: yendo dos pasos pa´lante y dos pa´trás. La tragicomedia chapina sigue a ritmo de juego, llanto y risas perversas; importan los nombres en los puestos y un turno a la vez: chovinismo y malinchismo.

Los del otro lado del tablero siguen en sus veinte, refritando jugadas y camisas blancas. Antes era la Unión Soviética, ahora Venezuela. Antes era apología de los gringos y adoración de los kaibiles: ahora también. Antes era el comunismo y la izquierda, ahora es cualquier disidencia inteligente a la horrenda realidad que han hecho vivir a “esa gente” bruta, resentida y huevona que no hace otra cosa que merecer su desgracia.

Los que aúpan a Thelma Aldana e Iván Velásquez no son otra cosa que guerrilleros, vagos, hippies y peludos. Revolucionarios de cafetería que no saben lo que es “defender a la patria” de ideas extranjeras; las que fueran, en el siglo que sea y vengan de donde vengan: justicia, derechos económicos y sociales, Estado de bienestar, fraternidad, igualdad y todas esas ideas que solo persisten en la cabeza de comunistoides… Viva Trump, el Brexit y Rajoy.

De alfil negro en alfil negro llevamos treinta y un años de partidas perdidas: o cambiamos de juego o cambiamos las reglas.

Antes era apología de los gringos y adoración de los kaibiles: ahora también. Antes era el comunismo y la izquierda, ahora es cualquier disidencia inteligente a la horrenda realidad que han hecho vivir a “esa gente” bruta, resentida y huevona que no hace otra cosa que merecer su desgracia.

 

Danilo Santos Salazar