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Ahogados en la podredumbre: un país que escupe jóvenes y alimenta caníbales

Santos Barrientos
santosbarrientos3@gmail.com

El informe “Perspectivas Económicas de América Latina 2017” presentado por la CEPAL y otras entidades internacionales muestra que los países latinoamericanos sufren de varios factores importantes; entre ellos: el desempleo y la pobreza. Además, de esos indicadores es evidente, como lo muestra el informe, que la juventud en países como Guatemala sigue en crecimiento; según el informe la población de jóvenes en América Latina y el Caribe (ALC) de edades comprendidas entre 15 y 29 años asciende a más de 163 millones. En Guatemala la juventud alcanza a más de diez millones comprendidos entre 15 y 24 años de edad. Un artículo publicado en Prensa Libre, del connotado doctor en Sociología Política Manuel Villacorta, muestra que la población está en crecimiento al afirmar que alrededor de 1.300 niños nacen al día en Guatemala, casi medio millón al año y las oportunidades de empleo cada vez son más escasas en el país.

A las escasas oportunidades de empleo se agrega la pobreza en los suburbios marginados. Y, por desgracia, esa pobreza genera a los delincuentes que, por supuesto, nacen de la misma sociedad, como lo expresa Eduardo Galeano, “se sataniza al pobre que roba, para absolver a la sociedad que los genera”.

El crecimiento económico en ALC es débil y menos robusto, conforme pasan los años existe una desaceleración económica en el país. Sin embargo, el PIB en Guatemala aumenta alrededor de 3 puntos porcentuales y la riqueza cada vez es desproporcional en relación a los salarios humillantes y el manejo de recursos en pocas manos. Lo que quiere decir que este sistema está diseñado para escupir más jóvenes a las periferias pobres y marginadas y se enaltece en la opulencia de pocas manos. La mano de obra barata como lo pregonaría en un discurso en Estados Unidos el presidente Jimmy Morales es evidente en el país, el salario mínimo alcanza los 2,992.37 quetzales y el costo actual de la Canasta Básica Alimentaria alcanza, hasta el mes de agosto del 2017,  los 4,311.90 como propuesta del INE; a pesar, como diría Eduardo Galeano, “que los datos oficiales mienten en cierta medida” es evidente que existe una desproporción económica alimentada de la mano de obra barata en el país.

La mano de obra barata en el país es alimentada por los derechos de los trabajadores que cada vez se nivelan hacia abajo –es el artilugio de los acaudalados. Las mayorías asalariadas viven con el cuchillo del desempleo en la garganta porque la política actual y los inversionistas en el país siguen con el pensamiento febril de continuar con salarios de hambre y horarios inflexibles. Lo que esto produce es un nido de crimen y una sociedad que se masacra por unos pocos.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Santos Barrientos
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