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Aficionados a la pandereta

Danilo Santos

Nos encanta la pandereta, el ruido, la distracción, la novedad de la farándula política. De las 41 niñas y adolescentes muertas apenas se si quedan “rescoldos” en las redes, en la sociedad ya se extinguió el sensacionalismo de su muerte. Vamos felizmente de Egaña a Arjona, “encendidos” en patrio ardimiento sin lograr encender nada en realidad.

Mientras tanto, en el Congreso de la República siguen con su impresentable legislatura, pechándose cual vulgares gallitos de pelea y cruzando los dedos al mismo tiempo. Cuando llegue el culebrón de Odebrecht, entonces les pondremos atención. En lo que eso sucede, la reforma constitucional al sector justicia no avanza y se propone sellar la irresponsabilidad del Estado y la sociedad con una ley para que menores sean juzgados como adultos. Solo falta que en una de estas logren pasar por fin la ley que no permite a la CICIG y al MP investigar e imputar a los legisladores.

Mientras criticamos el acento del cantautor, “¿verá?”, inteligentillos ideologizan la justicia y se oye bramar diciendo que en Guatemala hay terrorismo fiscal y que la izquierda nos lleva a ser otra Venezuela, y como de dicho país sabemos lo mismo que Chino y Nacho saben de “guarimba”, pues nos creemos otra vez el cuento emelenista refritado.

Mientras un estribillo y otras calenturas nos desvelan, da igual si Thelma Aldana es políticamente más poderosa que el propio Presidente y el porqué. Parece que nos da lo mismo que en las próximas elecciones los partidos mueran de inanición política y democrática, siempre tendremos a la villana hermosa y arrepentida relatando cómo su jefa le robó el alma.

Mientras deliberamos sobre el derecho del Presidente a llorar o no en público, lo que nos debería hacer berrear a todos los que nacimos en esta tierra ni siquiera nos inmuta. Habrá que preguntarle a Arjona qué rima con esta insensibilidad absoluta. (Que los alcances patriotas siempre nos dejan la bondad hirsuta. Que en este país el pobre e ignorante debe escoger felizmente entre guaro o cicuta “si es que no son la misma cosa”. Que esta democracia entre permuta y permuta le tocó quedarse con una Constitución bien disoluta…)

El verde echa humo por la nariz de nuestro mapa mientras en la plaza no arde ya nada y las tuzas que se han quemado se extinguen sin vientos del norte que las “aviven”. Nos van quedando débiles candilejas o luces que no alumbran suficiente. Si no somos consecuentes con lo que sucede en Guatemala ahora, en lugar de estar a punto de reconfigurar nuestro futuro, estaremos a punto de que el actual sistema de partidos y régimen sigan ignorando la realidad que han construido y además, se victimicen.

“Ahora el sur reniega del norte porque ya no apaña su proverbial porquería, y si por Linares fuera, doña Thelma y don Iván, ya no exis-ti-rí-an”.

Basta ya de panderetas. Sin reformas al sector justicia y la Ley Electoral y de Partidos Políticos, solo tendremos más de lo mismo.

Fuente: [http://lahora.gt/aficionados-la-pandereta/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Danilo Santos Salazar