Ayúdanos a compartir

Viene el lobo

Rolando Enrique Rosales Murga

El cuento de Juan y el lobo es ampliamente conocido para amantes y no amantes de la literatura. En él se narra la historia de Juan, un pastor a quien se le encomienda la misión de cuidar las ovejas y avisar si eventualmente el feroz lobo hace su aparición. Juan es muy travieso, y comienza a decir que el lobo viene sin ser así, de manera que por tres veces son burlados por Juan, con lo cual optan por ignorar futuras advertencias del pastorcillo bromista. Hasta que por fin el lobo en verdad llegó y nadie le hizo caso.

La fábula original se dice que se llamaba Pedro y el lobo, y tiene sus orígenes en los cuentos de Esopo. De lo que ahora voy a hablar es algo parecido al caso de Juan y el lobo y es el hecho de llamar a la Policía Nacional Civil por molestar o por cosas nimias y que a veces ni siquiera constituyen delito. Para darles un ejemplo podría decir que llaman para decir que una persona sospechosa, vestida totalmente de negro anda caminando por las calles del barrio o colonia donde viven. En verdad caminar raro o vestirse de negro no son delitos, pero los agentes llegan, pierden tiempo y luego se van.

Y así se la pasan llamando día y noche por sospechas y corazonadas mientras los agentes de policía llegan cada vez que se les llama y tratan de cumplir con su labor. Pero sucede que al paso de un tiempo ya los agentes no le prestan atención a las llamadas, porque infieren que es una llamada de broma o por una cosa sin sentido, pudiendo ser que las personas llamen de verdad porque tengan la necesidad de la presencia policial a fin de brindar seguridad.

De esa manera es cómo afectan a las personas que denuncian delitos de verdad, puesto que la Policía Nacional Civil no puede saber cuándo le llaman de verdad y cuando es una broma, como tampoco faltan los casos en los cuales ellos proceden contra la persona y la acusación se basa en hechos falsos, con lo cual los procesos se vienen abajo.

Sería cuestión de tomar consciencia para que la cultura de denuncia que tenemos no caiga en una exageración y estemos haciendo que las instituciones que de por sí trabajan con grandes carencias gasten los recursos que no tienen para perseguir delitos imaginarios.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Rolando Enrique Rosales Murga
Últimas entradas de Rolando Enrique Rosales Murga (ver todo)