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Quetzaltenango en decadencia

Contrario a la canción, las calles de la Xelajú, hoy no están bañadas de luna.

María Aguilar

Le tengo un amor profundo a la Xelajú, de esos que solo se le puede tener a la tierra en la que uno nació y donde están enterrados las y los abuelos. Me gusta despertar al pie de sus imponentes volcanes, recorrer sus calles, reencontrarme con lugares y personas que activan la nostalgia de mi niñez. Sin embargo, soy una firme creyente que el amor nunca debe cegarnos, por eso, es necesario aceptar que la ciudad es una sombra de su pasado. Hoy es una ciudad sucia, congestionada, caótica, una ciudad en decadencia.

El deterioro, que cada día se agudiza, tiene distintas causas. Muchas se originaron y exacerbaron durante la administración pasada, que se mantuvo en el poder durante tres periodos. Esos doce años fueron suficientes para otorgar concesiones a un sindicato municipal corrupto, desde donde se alienta la ineficiencia, falta de ética y pereza de las y los trabajadores municipales. Esos años fueron suficiente para otorgar licencias de construcción ilícitas, producto de sobornos a miembros del Concejo Municipal, que autorizaron proyectos de vivienda sin planes de impacto ambiental, construcciones ilegales, como locales comerciales dentro del zoológico Minerva la única área verde que tiene la ciudad o los puestos fundidos en las calles alrededor del mercado La Democracia.

Ni hablar de la Terminal, el mercado fusionado con la terminal de buses, una vergüenza para cualquier viajero, nacional o extranjero, que representa un riesgo higiénico y una bomba de tiempo ante cualquier desastre natural. Las calles de la ciudad están llenas de cráteres difíciles de esquivar, especialmente por las noches cuando la ciudad se torna obscura a falta de iluminación pública. Contrario a la canción, las calles de la Xelajú, hoy no están bañadas de luna.

Sin embargo, hay que señalar que la crisis de la ciudad es también producto de la negligencia, poca conciencia y egoísmo de los propios quetzaltecos. Ciudadanos que tiran su basura afuera de los mercados por las noches, que se rehúsan a que se restructure la tarifa de energía eléctrica y recolección de basura. Y del propio Concejo Municipal que están más interesados en avanzar su carrera política que en trabajar por consensos que hagan que la actual administración avance.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2017/08/14/quetzaltenango-en-decadencia/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

María Aguilar Velásquez
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