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Desfiles…

Danilo Santos

Los desfiles militares en Guatemala han sido símbolo de dominación y poder de quienes han mantenido al pueblo en la miseria y el sojuzgamiento.

Los cínicos conservadores alegan que el desfile militar del 30 de junio conmemora la revolución liberal de 1871, en realidad conmemora el genocidio y el más cruel fratricidio devenido desde la colonia.

Desfilan las mujeres cosificadas en pasarelas, los niños con lombrices en las veredas, las opiniones, las “verdades verdaderas”; desfilan los necesitados frente a los “Monzones”, en las tarimas, en las sedes, frente a los “señorones”. Desfilan los fieles, los mundanos, los judas, los pilatos, los jovieles. Desfilan los intelectuales, los vendedores, los periodistas y los que solo van en busca de amores. Aquí todos desfilan, en Semana Santa, en época de elecciones, o todo el tiempo que redoblen los tambores.

Desfilan las niñas frente a sus padres orgullosos y esperanzados de que sean reinas, desfilan los niños sudados y asoleados mientras aprenden orden y disciplina, desfilan con ropas nuevas, prestadas, usadas. Desfila el graduando, el futbolista, los bomberos, los “Hallistas”, los caballos, los legos y las masas aguambadas…

Aquí todos desfilan menos sus mercedes, ellos observan y disfrutan lo bien que ha resultado el adiestramiento. Desde el palco. Desde su falso patriotismo. Desde su banda amarrada con vacieses y desatinos. Aquí todos desfilan, por las buenas o a “morongazos”.

Desfilan la ignorancia, el hambre y la pobreza agarradas de la mano. Desfilan el miedo, la sangre y la costumbre, en silencio y con la cabeza gacha. Desfilan la soberbia, los asesinos seriales y los sepulcros blanqueados. En Guatemala todos desfilan menos los dueños, los comandantes, los generales y los altos funcionarios que no les han comprobado lo robado.

Desfilan los descalzos, los que tienen hoyos en los zapatos, a los que les truena la panza con redoble militar. Desfilan las madres junto a sus hijos. Desfilan los orgullosos padres en las cantinas. Desfilamos todos menos los que descienden del adelantado y los poderosos “igualados”.

Desfilan presos en los cuarteles, los que están libres y hasta los rebeldes tienen su contradesfile. Y el desfile más grande quizás sea el de las cicatrices en la memoria. Ya no caben ni se aguantan más desfiles.

Aquí todos desfilan menos sus mercedes, ellos observan y disfrutan lo bien que ha resultado el adiestramiento. Desde el palco. Desde su falso patriotismo. Desde su banda amarrada con vacieses y desatinos. Aquí todos desfilan, por las buenas o a “morongazos”.

Fuente: [http://www.s21.gt/2016/07/desfiles-2/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Danilo Santos Salazar