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Crónica de viaje y tarjeta navideña

Para nuestros “luchadores” en sus merecidas vacaciones de fin de año.

Mario Roberto Morales

El 30 de noviembre venía yo de Costa Rica –cuya violencia me recordó a mi país hace unos 20 años– hacia Guatemala en un vuelo de la tarde. Hicimos escala en Tegucigalpa, y al despegar de Toncontín pude ver las primeras fogatas con las que el pueblo manifestaba en las calles protestando por el desembozado fraude electoral en marcha. Estuve un par de días en la “pacífica” y “democrática” Guatemala y me fui a Nueva York, en donde tuve la suerte de que me cayera encima la primera nevada de la época. Al día siguiente, el sol esplendió soberbio haciendo del invierto un espectáculo apacible, con un suave frío de apenas tres grados centígrados.

La noticia en Nueva York (y en el mundo) era que Trump oficializaba la vieja decisión estadounidense de aceptar la propuesta israelí de hacer de Jerusalén la capital de Israel, con lo cual desató las conocidas hostilidades en Palestina y el intento –el 11 de diciembre– de un atacante suicida de inmolarse en una de las estaciones del metro de Times Square. Lo de Trump fue un acto simbólico elocuente –junto con el de su reciente acercamiento a China y Rusia– acerca de las urgentes y contradictorias necesidades que tiene EE. UU. en cuanto a su estabilidad económica y geopolítica, lo cual lo obliga a balancearse en una cuerda floja a la que azotan vientos huracanados, tanto en su política interna como en Eurasia y el Medio Oriente. Y, hablando de vientos, pude ver con tristeza en la televisión cómo arde el sur de California, amenazando los condados de Santa Bárbara y Montecito, en donde en septiembre ofrecí un par de conferencias sobre arte contemporáneo de Guatemala. Mi solidaridad para con los amigos del Museo de Arte Contemporáneo y el Westmont College.

En Honduras, el pueblo sigue en lucha desafiando el toque de queda y ganándose la solidaridad de la Policía, aunque ya los muertos suman varias decenas, así como los heridos y los capturados. En Guatemala, nadie mueve un dedo por Honduras. ¿La izquierda? Como siempre desde 1996, al fondo a la derecha. ¿Los profesionales de la indignación sabatina, así como los apóstoles mediáticos de la anti-corrupción y la anti-impunidad? Pues gozando de unas merecidas vacaciones navideñas, reponiendo fuerzas para seguir “luchando” el año entrante por todas las subalternidades imaginables y por las causas justas por las que también luchan Supermán, Batman, la Mujer Maravilla, el Capitán América y la legión de superhéroes. Con la diferencia de que a éstos no los financia Soros, ni USAID ni OXFAM ni el NIMD ni la NED, etcétera, sino la imaginación infantilizada de una humanidad perdida en el desconcierto del sinsentido consumista, que busca consuelo a su ausencia de futuro en entretenidos sueños de opio.

En Manhattan, no pude dejar de pasar por Wall Street cuando bajé del ferry de Staten Island. Allí reflexioné un instante, bajo la nevada, sobre que dentro del NYSE están los hombres y mujeres que, junto a los de la City de Londres, tienen a Honduras en llamas, a Guatemala en “paz” y a los atacantes suicidas azuzados. En mi país, pensé de nuevo, necesitamos –ahora más que nunca– construir un instrumento político amplio, convergente y soberano que sea el interlocutor alternativo a la oligarquía para relacionarnos con China, Rusia y EE. UU. en igualdad de condiciones, y apartarnos del oenegismo manipulador y de su agudo sentido de la oportunidad, el cual ahora vacaciona con todo el amor cristiano de la Navidad.

Fuente: [www.mariorobertomorales.info]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Mario Roberto Morales
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