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Gerardo Guinea: sus poemas irlandeses y el premio Praxis

Salazar Ochoa

El escritor y editor guatemalteco Gerardo Guinea Diez y su libro Poemas Irlandeses se hicieron con el Premio editorial Praxis 2015, el cual se entrega anualmente desde el año 2008 a los escritores más sobresalientes de Latinoamérica. Nos reunimos en su búnker de creación literaria (las oficinas de Magnaterra), para conocer algunos detalles de la gestación del libro previo a la entrega formal del premio el próximo mes en el Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México.

¿Dónde se siente más cómodo, trabajando novelas o poesía?

Creo que la comodidad la da el alma del tema, la trama profunda que instala en un momento inesperado. Una historia que oímos, algo que la mirada pilla infraganti. Como no hay reglas en esto de la escritura, todo resulta muy caótico y desordenado. En el caso de la novela, por lo general irrumpen en escena, principalmente, los personajes, la historia por contar. En el caso de la poesía, son imágenes, metáforas, un rayo que no cesa, como dijo algún poeta. En cualquier caso, ambas entran por una puerta estrecha, para luego iluminar las tinieblas y la vigilia permanente donde solemos estar.

¿Qué le llevó a trabajar un poemario que se vincula con las letras irlandesas?

Irlanda es un país de grandes poetas y de fabulosas historias. Los druidas, las hadas, el mar, los celtas y su mítico pasado. Ese país está lleno de antiguas leyendas, como el nuestro. Entonces, me propuse una mirada poética desde la realidad guatemalteca, a partir de la voz de Beckett, Yeats, Eliot, Heaney y Joyce, aunque él no era poeta, Ulises es, de algún modo, una poética narrativa, cosa que en América Latina, los únicos en ese mismo tono, son José Lezama Lima en su novela Paradiso y los textos de Lorenzo García Vega, con aquella idea de “escribir en falta”; por cierto, García Vega fue compañero de Lezama en la revista Orígenes.

¿Cómo se llevó a cabo el proceso de creación del libro?

Este libro, de algún modo, minimalista, se acerca al cielo metafísico de Yeats y a las sombras de su ocultismo. Hay que recordar que para él los duendes eran lógicos y su acercamiento al crepúsculo celta está presente en toda su obra. En el caso de Eliot, el poeta mexicano José Emilio Pacheco, durante 40 años, tradujo infinidad de veces la obra cumbre de éste, Cuatro cuartetos, obra que leí hace más de 20 años y siempre vuelvo a éste en las múltiples versiones de Pacheco. Por otra parte, y en esa misma obsesión, Yeats menciona las barajas de Madame Sosostris en uno de sus poemas, es decir, la presencia de una mirada sobre los seres más allá de las formas. Ahora bien, cómo se fue gestando el libro, no lo sé, la verdad. Quizá a partir de el desconsuelo de los jueves por la tarde o, como reza uno de los versos: “Ya no más la secretísima e inviolada rosa /la cal de la noche /y un vestido en llamas”. Tal vez este libro sea el espejo de otras tormentas.

¿Qué características reúne la obra, según quienes ofrecen el reconocimiento, para ser premiada?

Bueno, eso lo ignoro. Recuerde que esto de los premios es como una ruleta, o en el mejor de los casos, una lotería. Habría que leer por qué el jurado dictaminó o tuvo el atrevimiento de considerar Poemas irlandeses, merecedor del premio.

¿Qué representa este reconocimiento en su carrera como escritor?

Ganar el Premio Praxis de Poesía tiene un valor incalculable por varias razones. La primera, Praxis es de las grandes casas editoras de poesía en idioma español. La segunda, los agravios que ha enfrentado su director, Carlos López Barrios y su testarudez para persistir y dignificar la andadura de la palabra.

¿Qué papel juega la nostalgia en esta obra?

Más que nostalgia, es una saudade, que enuncia un sentimiento afectivo básico, colindante con el adjetivo que usted señala. Además, estimulado por la distancia temporal o espacial a algo amado, siguiendo a Pessoa. El escritor mexicano, Evodio Escalante dice que en su momento, Beckett escribió: “el artista se retira de la nulidad de los fenómenos periféricos, buscando la médula del torbellino”. Y Poemas irlandeses fue el abismo cartesiano: mente y cuerpo sin comunicarse, o dicho de otro modo, ir por el camino de disgregación, frente a la complejidad de la vida, de los afectos, de la nada, del olvido, al final de cuentas.

Gerardo comentó además que tienen varias publicaciones que verán la luz próximamente en Magnaterra. Ahora nos tratamos de vos.

Nos despedimos con un abrazo.