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Palabras, voces internas, sueños rotos, anhelos refugiados en las sombras de la noche, intensos deseos de devorarnos el alma.

Pasiones que se despiertan con la letra de una canción perdida en el tiempo, miedos ocultos que se disuelven con la caricia de tu voz interna.  Nubes difusas desaparecen al ver tus ojos.  Esos ojos tan míos.  Tu mirada se perdió en el mar de mis provocaciones.

Me seduces por las noches. Duermo y en mis sueños estás, serio, locuaz, penetrante. Me desnudas con el pensamiento.  Jugamos a amarnos en esa primera vez que tanto queremos.

Temblamos.  Sentimos que se acerca la hora.  El predador está olfateando su presa.  La siente suya, la sabe suya.  Pero quiere seguir en el juego de seducción.

Imágenes de pixeles se confunden con mi imaginación y no se ya que es realidad o fantasía.  Tu sonrisa torcida, tu seriedad falsa, tus caprichos cristalinos, todo me lo sé de memoria.

Desapareces, sigues tu vida,  pero me extrañas y me buscas.  Piensas que no estaré ahí y te sorprendes cuando te digo que te estaba esperando.  Renacen las promesas que se rompieron con el tiempo y el espacio.

Se siembran las dudas, los celos, los quizás, los caprichos.  Pero la atracción de nuestras almas es tan grande que se destruyen con un suspiro, con un gemido, con una sonrisa.

Escribimos poemas al vacío.  Nadie los puede leer más que nosotros. Cada palabra, cada frase, nos fortalece y nos seduce en los rincones del inconsciente marchito.

Tú buscas en mí lo que yo busco en ti: encontrar lo que hemos perdido en algún lugar o en algún momento.  Ese algo que nos hace sentir tan solos aunque estemos rodeados de gente.  Las aberraciones esporádicas se vuelven normales.  Queremos lo que es prohibido, lo que es tan nuestro.

Cuando dejemos de acecharnos y estemos frente a frente, no hablaremos para no estropear el momento.  Nos reconoceremos para tocarnos lento, erótico, genésico y dejar llevarnos al éxtasis de nuestras aspiraciones.

Nos amaremos noche y día sin tregua ni pretextos.  Revelaremos todos los secretos y encontraremos lo perdido.  Besaremos las heridas del espíritu. Recuperaremos lo nuestro.

 

 

Silvia Titus