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Carta de Bernardo Alvarado en el primer año de su hija

Bernardo Alvarado Monzón fue el Secretario General de Partido Guatemalteco del Trabajo durante 18 años. Asumió el cargo en 1954 a la renuncia de dicho puesto por parte de José Manuel Fortuny. Al lado de su esposa, Irma Chávez de Alvarado “Chicoca”, mantuvo una indoblegable lucha contra la dictadura militar y el orden reaccionario impuesto con el  derrocamiento de Arbenz. La carta que el lector y lectora leerán a continuación revela su lado íntimo, el del amoroso padre que en medio de los rigores de la clandestinidad y la represión, se daba tiempo para la ternura, el amor a su esposa y sus hijos. Esta conmovedora carta muestra el lado humano y afecto a la familia del principal dirigente de los comunistas guatemaltecos durante las casi dos décadas que siguieron a la contrarrevolución de 1954. Además de ser un estremecedor testimonio humano, el documento muestra cuán falsa fue las imagen reaccionaria difundida del comunista como alguien que no tenía afecto a la familia y a la patria. A 42 años de su captura y desaparición, sea la publicación de esta misiva a su hijita un homenaje a su memoria.

Carlos Figueroa Ibarra

 

Maya  Varinia

¡Un año!  Cuántas cosas han pasado en este tiempo. Ya doblaste 365 días de tu vida, y de la nuestra. Has soñado 12 lunas nuevas y has dado una vuelta completa alrededor del sol cual valiente cosmonauta. Te vi llegar y algún día sabrás  porqué hube de alejarme.

Hace un año, flor de maíz y de alegría, estallaste entre nosotros germinada en la esperanza silenciosa y en la lucha continua de la vida.

Muchos niños llegaron ese día. Como tú todos dulces y buenos. Todos son tus hermanos. Pero más cerca de ti aquellos que dejan al viento la huella descalcita de sus pies. Estos que lloran soñando lágrimas de leche. Aquellos de terrestre sonrisa y juguetes lejanos. Con todos ellos de remendada y sencilla alegría  debes compartir los dulces que consigas y tus juegos.

Hay niños más sanos y robustos que tú. Habrá nenas más lindas y bellas que tú. Pero para nosotros nada más bello y entrañable que tú; fruto ansiado y promisorio de un amor profundo como la simple verdad y terco como la piedra.

Maya, por tu prístina raíz y el combate de tu madre. Varinia, con este nombre llegó el amor al corazón de Espartaco. ¿Que quién es él?  Tú conocerás su historia.

He dicho a tu madre que pareces abejita. Te voy a decir porqué  pero nunca te envanezcas: por el suave dorado de tus cabellos iluminando tu redonda cabecita;
Por  empañalados contornos de tu angelical cuerpecito;
Por la dulce mirada que fluye de tus grandes ojitos de venado;
Por la miel de tu sonrisa en tus labios atrapada, en tus dientes escondida y en toda tu boquita regada. En fin, porque eres panal de alegrías y esperanzas.

Has crecido. Seguirás  creciendo para vivir, amar y luchar intensamente. Crecer en la nobleza  y dignidad  de la semilla fructificada  en el vientre sagrado de tu madre.  Responder al barro ancestral de tus abuelos, a la sangre combatiente de tus padres, al grito rebelde de tu pueblo y a la alegre victoria de los pobres.

¡Cuánto te amamos. Cuánto bien deseamos para ti y todos los niños. Cuán  inmensamente felices somos contigo!

18 de agosto de 1964